domingo, 26 de abril de 2009









José Ángel Monteagudo (Zaragoza 1969) novelista y poeta de apasionante biografía, es un escritor aún joven con una obra consolidada, que sugerimos consultar en internet, y que desarrolla actualmente una intensa actividad en la Asociación Aragonesa de Escritores y en la de Amigos del Libro, de la que es secretario, dirigiendo también la veterana revista literaria “Barataria”. En su libro “Vera del Moncayo. Memoria histórica” (I.F.C 2005) encontramos un bello prólogo del recordado escritor Román Ledo, en el que nos aporta una sentida copla del poeta Julio Alejandro “cuyas cenizas abonan el incipiente vástago de olmo que sus amigos plantaron en el paraje de La Aparecida, junto al viejo molino de Berola”.




Quiero palabras sencillas
sin oropel ni bandera,
palabras de campo corto,
de casa chica y de acequia.



(Publicado en Heraldo de Aragón 26 abril 2009)


domingo, 19 de abril de 2009






De la gloriosa época jotera de Felisa Galé y José Oto, (que fueron también sus padrinos de boda) es la cantadora Pilar Gracia Pina. Nacida en Albalate del Arzobispo el 15 de octubre de 1913, se trasladó a Zaragoza en 1921. De voz hermosa , tomó clases con el maestro Cebollero y con Joaquín Numancia, que la presentó en el Salón Fuenclara, comenzando ahí una extensa y exitosa carrera (Premio Pilar Gascón, Oficial de Jota y otros varios).Murió en Zaragoza el 22 de mayo de 2003, teniendo lugar un concurrido y emotivo funeral baturro en la parroquia del Carmen, que reflejó en HERALDO el querido y recordado Alfonso Zapater. Esta popular canta de Sástago, recogida en el Cancionero de Mingote, era una de sus preferidas. MAYUSTA.


Me preguntó mi baturra
de qué enfermedad moría,
y le contesté llorando:
de tanto que la quería.


(Publicado en Heraldo de Aragón 19 abril 2009)

jueves, 9 de abril de 2009






El pasado doce de marzo, hace justo un mes, falleció la escritora Ana María Navales. Mucho se ha escrito sobre ella y su extensa labor docente y literaria: poesía, ensayo, narrativa, novela y relato corto en una obra atenta siempre al valor de la palabra, a la “pasión del lenguaje” en palabras de Antón Castro. Era mi amiga y con Juan, su marido, tuvimos horas de convivencia y conversación a lo largo de los años. Autores hoy consagrados (Conget, Mainer, Tizón...) encontraron en ella sus primeras reseñas. Este “Rincón” quiere rendirle homenaje de cariño. Siempre recordaremos la personalidad de Ana María que, como su obra, estaba llena de vitalidad y fuerza y escondía un corazón apasionado y lleno de cariño. Hasta siempre.



Con nueva voz, inició

su “travesía en el viento”.

De allí llegan sus palabras

y los mares de sus versos.



(Publicado en Heraldo de Aragón 12 abril 2009)