miércoles, 6 de septiembre de 2017

Coplas Heraldo de Aragón, septiembre 2017

RINCÓN DE LA COPLA. Septiembre 2017

Montes de sol, nieve y piedra
desiertos, polvo, calor
y corazones inmensos:
así se forjó Aragón.

Acaba de entrar, casi sin ser invitado, el mes de septiembre. Aún hay algunos afortunados que, tras la travesía juliozaragosteña, inician estos días su turno vacacional. Dichosos ellos que, con menos apreturas, tendrán opción a mar, montaña o viajes deseados. A quienes están ya al pie del cañón y preparando la temporada, les animamos a que destierren el fatídico estrés postvacacional y piensen que llegarán pronto algunos “puentes” que mitigarán este desasosiego. A trabajar, matricular a los niños y no asustarse demasiado al ver el saldo de la tarjeta de crédito...
Aquí va una copla que intenta definir nuestro carácter y nuestro paisaje. En Aragón , aunque seamos pocos, nadie nos ha de ganar en generosidad y amor a nuestras cosas, a nuestra tierra.



La ronda trajo una copla
en una noche de viento.
Besó tu cara encendida
y se marchó con el cierzo.

Entre las muchos estilos en que se canta nuestra jota aragonesa, las rondaderas, o jotas de ronda, están estre los más importantes. Pensadas para ser interpretadas mientras la rondalla recorre las calles, su ritmo es rápido y las letras muchas veces son alusivas a circunstancias peculiares de la ronda, que hace pausas y dedica sus cantas a las mozas que se asoman a los balcones, a personajes populares o eventos festivos, entre otros muchos motivos. Antiguamente eran actos obligados en todas las fiestas de las localidades; tras una época de decadencia, hoy se recuperan felizmente estas tradiciones en muchos lugares y también en la celebración de nuestras Fiestas del Pilar, la rondalla tiene el protagonismo que por tradición le corresponde.



No me importa si está nublo,
si tengo frío o calor,
porque desde que me quieres
eres mi luz y mi sol.

Que la copla es un micropoema lleno de posibilidades de expresión es cosa reonocida. Son innumerables los poetas que han hecho de la modesta cuarteta verdaderas creaciones literarias. Otra cosa es que, en ocasiones, se vista con vulgaridad, chabacanería y tópicos o que intentemos forzarla en una circunstancia determinada. El poema – y la copla puede serlo- ha de tener unas cualidades especiales y rendirse a la sensibilidad que emociona; si no, es una simple relación sin transcendencia poética y hasta a veces, sin medida ni rima. Respetemos la copla y, las buenas, llevémoslas a la categoría de canta de jota. Hagamos de la jota, incorporando coplas poéticas y que transmitan al oyente la emoción de la novedad, un hermoso canto exento de tópicos.



Cuando te cante una jota
escucha con emoción,
que es oración en mis labios
para pedir por tu amor.

Dentro de las coplas de jota tienen un lugar especial las que se dedican al enamorado, que son muy numerosas y bellas, aunque a veces se cantan con excesivo volumen vocal, desmereciendo su sentido final. Ciertas tonadas son más apropiadas para decir la copla con delicadeza y suavidad. Desde este Rincón, llevamos muchos años exponiendo la opinión de que algunas jotas no deben ser cantadas a pleno pulmón, sino como susurradas al oído, siendo así cuando adquieren toda su profundidad y belleza. No por mucha potencia de voz, la jota adquiere más importancia. Los buenos cantadores saben perfectamente modular y dar a cada canta el color vocal y el matiz que corresponde. La jota adquiere, de esa forma, toda su armonía y su poder de emocionar.

Publicadas en Heraldo de Aragón 3,10,17 y 24 de septiembre de 2017