lunes, 12 de noviembre de 2018

Tres coplas de esmeraldas






Son las luces de tus ojos
como brillo de esmeraldas
si me miras con amor
al despuntar la mañana.


Te regalé al conocerte
dos pendientes de esmeraldas
y al llevarlos se encendieron
los colores de tu cara.


Eres, Esmeralda, pura,
eres, Esmeralda , bella,
que tu nombre significa
belleza, amor y pureza.

(c) Mayusta 2018.


domingo, 4 de noviembre de 2018

Rincón de la copla. Heraldo de Aragón. Nov 2018




Los zapatos en que espero
el tiempo de mi partida,
tienden dos alas de cuero
para sostener mi vida.

El poeta Rafael Morales Casas (Talavera de la Reina 1915- Madrid 2005) tuvo una intensa actividad literaria y obtuvo, en 1954, el Premio Nacional de Literatura, entre otros muchos que jalonaron una vida dedicada a la creación poética. Su Obra Poética Completa se publicó en 1999. Morales definía su ideal poético como una aspiración a cumplir lo que llamaba la "tríada divina" de la poesía del Siglo de Oro español: «Decir con la belleza de Góngora, pensar con la hondura de Quevedo, sentir con la sensibilidad de Lope». Traemos hoy aquí a modo de recuerdo y homenaje, un poema escrito en dos cuartetas, ejemplo de cómo un buen poeta puede decir mucho con unos sencillos octosílabos hoy, al parecer, tan inflavalorados por determinadas “vanguardias”.(El poema completo sigue así: “Bajo la suela delgada / siento la tierra que espera.../ Entre la vida y la nada, / ¡qué delgada es la frontera!”)




Falso es decir que se pierde
el tiempo que a ti te deja,
pues tú eres el más perdido
y sin moverte te alejas.

Mariano Castro, (Zaragoza, 1954) es un buen amigo y reconocido poeta, que publica con asiduidad aunque sin apresuramueto, obteniendo diversos premios (entre ellos el Premio “Santa Isabel, Reina de Portugal” de Poesía, 1998, por su obra “En el rostro del aire” que fue también finalista del Premio Nacional de la Crítica, 2000 ). Mariano, a mi requerimiento, me envía esta copla que atribuye a Ildefonso C. de la Puerta y que ha recogido, junto a otras varias en su larga y provechosa estancia en el Delta del Ebro. Ahora, ya en Zaragoza, añora aquellas tardes mediterráneas, cuando el tiempo se detiene y el color del mar va oscureciendo poco a poco dando entrada a la noche. No dudo de que, ya en Zaragoza, seguirá encontrando numerosos motivos para su quehacer poético. Y buenos amigos.




Tu cuerpo me sabe a noche
con aroma de naranjos;
a sal, a esencia de vida,
a río, a bosque soñado.

Seguimos navegando por este accidentado otoño en el que el cambio climático provocado por nuestra inconsciente soberbia o, mejor, la de los gobernantes del mundo que piensan que son todopoderosos, pasa implacable factura y nos avisa, con repetidas tragedias, de que el planeta es delicado y sufre las agresiones con síntomas febriles que causan ruina y dolor. Va creciendo la concienciación ante la inminencia de la tragedia ecológica pero todavía es débil la respuesta de quienes anteponen una caja registradora al bienestar futuro de sus descendientes. Nosotros, de vez en cuando, nos refugiamos en estos octosílabos para desear un mundo mejor que, sin duda, es posible si todos nos ponemos a trabajar para ello.




Tu cuerpo me sabe a luna
a mar me sabe tu cuerpo
cuando, alocado, camino
por tus senderos abiertos...

Ya vamos acabando este “dichoso mes” como lo denomina el refranero. Noviembre es un mes tristón, de días cortos y noches inacabables; de Tenorios, que en vez de conquistar y seducir a la bella e ingenua Doña Inés, huyen despavoridos ante la invasión de los chicos de Halloween, que arrasan, dejando tras de sí polvo de siglos. Los poetas tenemos opiniones encontradas con respecto a este mes: frente a los que se inspiran en las brumas y los claroscuros creando románticos versos llenos de nostalgia coexisten quienes, poniéndose el mundo por montera (bello término taurino que los extranjeros no acaban de entender) se dan al hedonismo y siguen fielmente el consigna del buen Horacio: “Carpe diem, quam minimum credula postero” (Aprovecha el día, no confíes en el mañana). A elegir...

Publicadas en el diario Heraldo de Aragón los domingos 4, 11, 18 y 25 de noviembre de 2018.