sábado, 3 de agosto de 2019

Rincón de la copla. Agosto 2019

Somos destello de luz
que en un instante se pierde,
pero el amor verdadero
sobre la luz prevalece.


Coplas de amor, coplas llenas de sentimientos que nunca pasan de moda, aunque a diversos poetas de vanguardias varias les parezca que el amor, en poesía, no es sino un resto de romanticismo trasnochado y epígono beckeriano. Pero lo cierto es que siempre que haya dos personas cautivas del amor -o del enamoramiento, que no suele ser lo mismo- habrá poesía y su expresión será desarrollada en cualquiera de las formas que la contienen. Y una de las formas estróficas llenas de belleza es la copla, nuestra genuina expresión poética, inmortal, renovada y revitalizada con las nuevas aportaciones que periódicamente le acarrean los poetas, los copleros (nunca esta expresión ha sido tan digna y bella) y quienes las leen, las cantan y las publican.






¿A dónde vas luna blanca
por esa senda de flores? 
-Busco a uno que me ama
por las sombras de la noche.



Juan Ramón Jiménez (1881-1958), dejó una ingente obra en versos de arte menor inéditos. Con este título, “Arte Menor”, se publicó (Ed. Linteo) en 2011 un precioso volumen que recoge, con edición crítica, introducción y notas de José Antonio Expósito Hernández, estos poemas, creados en 1909 y que no habían visto la luz. Cinco partes componen el libro, bellamente editado: Cancioncillas, El jardinero sentimental, Quinta cuerda, Música en la sombra y Los rincones plácidos. En ellas y a través de ciento cuarenta y dos poemas se va desgranando la especial sensibilidad y exquisitez del poeta moguereño, Premio Nobel de Literatura en 1956 y que con esos breves versos -que intentó publicar, sin éxito, en su tiempo- construye un delicado monumento a la mejor Poesía.



 Cierra la puerta a los vientos
que desatan las tormentas
no vaya a ser que se lleven
tus rosas de primavera

Transcurre el mes de agosto, tiempo de vacaciones (no para todos) y molicie (tampoco para todos).
Vivimos una época llena de tensiones de todo tipo, en el ámbito nacional, entre los amigos que de repente ya no lo son, en las familias... La sociedad en general tiende a estar en esa situación que es más acusada cada vez sin que sepamos, a ciencia cierta, el porqué. Los niños y los ancianos, en especial estos últimos, consumida ya casi toda su ración de vida, son las victimas más vulnerables. Leemos y escuchamos muchas opiniones al respecto pero las soluciones no llegan. A veces buscamos refugio en el silencio y la soledad y nos aislamos de tanta batalla exterior. ¿Es la mejor solución? Difícil respuesta...



De tal manera te amo
que aunque mis días se acaben
nunca moriré del todo
para no dejar de amarte.


En el amor no hay medida, Ya decía San Agustín que la medida del amor es amar sin medida. No obstante esta época nuestra, mala o buena para la lírica (no podríamos afirmarlo con rotundidad) ha traído una cierta devaluación y provisionalidad en el amor, y hablo en especial de las relaciones de pareja. El lema de “usar y tirar” parece ser norma frecuente de muchas situaciones amatorias en las que las dificultades o el sacrificio personal hacen mella inmediata en la relación y cada quien se va por su nuevo camino.
Evidentemente no todo, en el amor referido a la relación de pareja, está revestido de provisionalidad y ruptura. Hay muchas parejas felices a través del tiempo, las dificultades, los hijos y las hipotecas. A ellos, nuestro cariño, respeto y enhorabuena.


(HERALDO DE ARAGÓN, 4, 11, 18 , 25 agosto 2019)