miércoles, 12 de octubre de 2022

12 octubre 1998.



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Nostalgia

Acabando ya las últimas horas del Día del Pilar de 2022, dedico un pequeño homenaje nostálgico a los "Pilares" de nuestra adolescencia con la recuperación de este artículo publicado en el diario HERALDO DE ARAGÓN en octubre1995
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Nuestros “Pilares” de los años sesenta.
Miguel Angel YUSTA

Los zaragozanos que nacimos en los años cuarenta formamos una curiosa generación que conocimos por los pelos las cartillas de racionamiento y el estraperlo. Yo la llamaría "generación del consejo" pues por todas partes nos eran otorgados y no siempre con buenos modos. También fuimos de niños a las monjitas o a las escuelas municipales y, después, al colegio o al instituto, según soplaban los vientos económicos o ideológicos en cada casa. Y aún alguno probó -probamos- pan de muchos hornos educativos en aquellos años en que conseguirlo “blanco” era una difícil suerte.
También conocimos y recordamos con cariño las sesiones infantiles del cine Fuenclara a las tres de la tarde, con Errol Flynn y compañía, o las "generales" del Frontón Cinema y el Monumental, a una con cincuenta pesetas, con derecho a abroncar al sufrido acomodador mientras nos comíamos el bocadillo de chocolate o carne de membrillo o por la noche, en casa, los inefables programas de radio de Boby Deglané y el Padre Peyton ofreciendo, respectivamente, felicidad en lo humano y en lo divino. O aquella niña de trenzas rubias con la que jugábamos en la escalera de casa y que un día creció de repente y ya no quiso jugar más...
Nosotros, claro, también crecimos, aunque algo más despacio y, a punto de comenzar los años sesenta, ya éramos unos adolescentes talluditos, acomplejados, tímidos y con acné, que fumábamos a escondidas algún que otro Peninsular. Después, animados y en grupo, intentábamos franquear la imposible barrera de algunos porteros de los cines que, con porte fiero e inquisitorial, velaban desmesuradamente por nuestra moralidad, haciéndonos devolver, sonrojados, la entrada para ver a Marlon y Vivien o a una Sofía desafiante en su juventud y en su bañador. Y todo, miren ustedes, por el horrible delito de no haber cumplido aún los deseados dieciséis años.
En consecuencia, nos íbamos más que cabreados a los billares del Plata y sublimábamos a base de carambolas nuestras ansias por conocer y por saber, mientras abajo, en el Café, las "vedettes" se desgañitaban entre humo, carajillos, viejos libros de texto y boinas. Nunca logramos, hasta la edad "reglamentaria" (esta vez eran dieciocho años) traspasar la imposible mampara de la puerta, celosamente guardada y atestada de gente, que nos separaba de una supuesta visión fantástica, casi irreal, de aquellas orondas, luminosas y blanquísimas carnes que sólo alguna vez lográbamos entrever antes de ser apremiados por el fornido portero al inmediato abandono de nuestro mínimo y brevísimo éxtasis.
Y todos los años, de repente, casi a la vuelta del verano, Zaragoza se asomaba inocente y bulliciosa a sus fiestas mayores. No es que a los chavales nos fuera mucho la "marcha" oficial; de ahí que nos montásemos la diversión por libre: mucho cine, más billares, alguna conquista venial, calamares en el Tubo y ferias hasta la madrugada. El día del Pilar, muy de mañana, íbamos corriendo de la mano chicos y chicas por Independencia abajo, festejando la diana floreada. Ya en la Plaza de España tomábamos al asalto bares y churrerías para reponer fuerzas y combatir con el chocolate alguna resaquilla banal.
En esos lugares y momentos programábamos el día festivo y escuchábamos embobados las excelencias del espectáculo del Oasis o del Teatro Chino, lugares, claro está, para mayores de dieciocho años, que sólo algunos osados habían podido visitar sin cumplirlos..Y pensar que en París ya habíamos visto algún que otro “strip-tease permanent.”..(pero esa es otra larga historia...)
Cabe recordar el maravilloso Teatro Oasis, hoy felizmente recuperado con las variaciones que los tiempos imponen, y que era cita obligada de cuantos nos visitaban. Pilar y Jusepet, Merche Navarro y todos aquéllos queridos artistas estarán siempre en nuestra memoria unidos a los mejores recuerdos de la adolescencia. El día de Santo Tomás, los estudiantes tomábamos literalmente al asalto el querido teatrito y nada podía detener el inigualable espectáculo de la comunicación entre escenario y sala, que era como un pequeño soplo de aire fresco en aquellos asfixiantes años.
El Paseo, la Plaza de España, el Coso y, especialmente el “Tubo” y las ferias, que se situaban Gran Vía arriba, acaparaban la atención de los visitantes, así como la vieja Feria de Muestras donde todos los pequeños cogíamos sal en aquella fabulosa “mina” de “Purasal” e intentábamos soñar con todo cuanto alli, tan cerca, se nos ofrecía.
La Plaza del Pilar y el Templo eran -como hoy- un hervidero de gentes de todos los lugares, que allí se daban cita. Me llamaban especialmente la atención unas señoras -decían ser valencianas- que acudían a todos los actos folklóricos y religiosos, llevando previsoras un paraguas y una silla plegable...Nosotros no es que fuésemos especialmente piadosos, y menos en los días del Pilar, aunque portásemos algún “padrenuestro” o “avemaría” (o con suerte un “gloria”, que pesaba muchísimo menos) en la procesión del Rosario de Cristal. No obstante desfilábamos con la dedicación y reverencia que hacían al caso y cruzando alguna que otra mirada, no desprovista de cierta maliciosa suficiencia totalmente venial, con algunas chicas que presenciaban nuestro devoto paseo.
Y así pasaban entonces nuestras Fiestas. A su final -traca y retreta- retornábamos a la normalidad. Transcurría nuestro tiempo -se nos iba velozmente- entre los libros, los guateques con Paul Anka, Françoise Hardy o los Brincos y la espera, en un curioso duermevela mental, a que sonara nuestra mejor hora: la del aprobado del dichoso “preu” ( con la deseada entrada en la edad adulta que ello conllevaba) o aquélla otra, maravillosa, en la que una chica llamada, por ejemplo, Merche, a la que dedicábamos encendidos versos y miradas, nos dijera por fin que sí...

viernes, 7 de octubre de 2022

COPLAS de MAYUSTA. Fiestas del Pilar 2022

COPLAS de MAYUSTA. Pilar 2022

HERALDO DE ARAGÓN

8,9,10,11,12,13,14,15,16 DE OCTUBRE DE 2022.


8 sábado

Hoy la jota es el pregón

del pueblo zaragozano

y con ella a toda España

le manda el mayor abrazo.


9 domingo

Ni gigantes ni muy chicos

ni muy nobles ni muy tercos,

llamadnos aragoneses

que ya nos basta con eso.


10 lunes

Se renueva la alegría

tras dos años de silencio

mas Zaragoza no olvida

a tantos como se fueron.


11 martes

Las flores, el corazón,

los vestidos preparad,

que mañana, como un río,

vamos todos al Pilar.


12 miércoles

Enntre los brazos, las flores

el corazón en las manos,

la concordia en las miradas

y la oración en los labios.


13 jueves

Salimos de madrugada

por ver el sol levantarse

y al salir tú a despedirnos

ya nos ahorramos en viaje.


14 viernes

Todos me dicen que tienes

otro amor en la ciudad

¿pero quién tendría celos

de la Virgen del Pilar?

 

15 sábado

Juntos el cuerpo y el alma,

juntos el viento y la vela.

El cierzo con nuestras gentes,

Aragón con la nobleza.


16 Domingo

Por este año se acabaron

nuestras Fiestas del Pilar

que el año que viene, maños,

las celebremos con paz...

 

miércoles, 5 de octubre de 2022

Rincón de la copla. XXI Aniversario. Octubre 2022

 

Cumplo yo mi obligación

con pelear y quererte,

que la vida es un guión

entre el amor y la muerte.

Valentín Ruiz Aznar (Borja, Zaragoza 13 de febrero de 1902- Granada 30 de noviembre de 1972) fue un músico, compositor y sacerdote católico español, maestro de capilla y canónigo de la Catedral de Granada, director de varios coros y profesor en el seminario y en el Conservatorio de la misma ciudad. Su obra es amplia e internacionalmente reconocida. Hace unos días se presento en la iglesia del Real Seminario de San Carlos de nuestra ciudad, una excelente grabación con interpretación de la soprano Esmeralda Jiménez acompañada al piano por Omar Sánchez, catedrático de repertorio de la Escuela Superior de Canto de Madrid. Sus jotas son deliciosas e invitamos a nuestros lectores a escucharlas. He aquí una de sus letras.



Palomica aragonesa

no dejes tu palomar,

que te harán volver de lejos

las campanar del Pilar

Esta hermosa copla pertenece a la zarzuela "Los de Aragón", con música del valenciano maestro Serrano (1873-1941), compositor de más de cincuenta zarzuelas y libreto de nuestro aragonés Juan José Lorente, (1880-1931) periodista, escritor, libretista, redactor jefe de HERALDO (donde además fue crítico taurino) y natural de Villarroya de la Sierra, donde también nació nuestro querido tenor Bernabé Martí, marido de Montserrat Caballé. Los de Aragón se estrenó en el madrileño Tearro Calderón en 1927 con enorme éxito y como muchas zarzuelas de la época y ambiente aragonés (Gigantes y cabezudos, La Dolorosa, La Dolores, La Bruja, El guitarrico...), incorpora hermosas jotas que han prevalecido en el tiempo. Nuestro recuerdo en estos días de Fiestas del Pilar.


Aragón es un gigante 

de nobleza y de tesón
el Ebro cruza su pecho
como una banda de honor.

En el marco de la programación social de la Exposición Hispano Francesa que tuvo lugar en Zaragoza con motivo del primer centenario de Los Sitios se celebraron numerosos actos y, entre ellos, una Fiesta de la Familia Aragonesa. Cuentan las crónicas que hubo brillantes discuros de las personalidades del momento, como eran Mariano Baselga, profesor y escritor; Alberto Casañal, poeta, comediógrafo y humorista; José Gascón y Marín, que sería ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes; Jorge Jordana, político y abogado; Valezuela La Rosa, jurista, pintor y periodista...En fin, un firmamento de celebridades ( que no "celebrities", válgame el Señor). En el acto, el bilbilitano Juan Blas y Ubide leyó algunas "cantas", entre ellas ésta.

 

Dentro de mí, mañana

es ya como esta tarde.

Dentro de mí no hay nada.

Dentro de mí no hay nadie.

Estos versos son de Jaime Siles (Valencia 1951) poeta, filólogo, crítico literario y catedrático. Se ha jubilado de su labor docente recientemente, aunque prosigue sin descanso su actividad literaria. Su obra es ingente y su poesía se define como de clasicismo contemporáneo. Maestro de generaciones de poetas, de verso contenido, esencial, escueto y perfección formal en su desarrollo, ha mantenido una evolución hacia formas tradicionales aunque realmente su poesía es intemporal. Jaime Siles nos demuestra, como todos los grandes, que con cuatro octosílabos, también se puede construir un gran poema y que la constancia, el estudio y el trabajo sosegado y meditado son fundamentales en la creación de una obra poética consistente y perdurable.


Ay, bendita soleá

tan ligera como el viento

tan profunda como el mar.

Las estrofas populares españolas son un tesoro literario que ha merecido la atención tanto de poetas populares, como de los más destacados poetas de todas las épocas (Jorge Manrique, Bécquer, Machado, Lorca, Cernuda, Alberti...). Los diversos cancioneros populares tanto como las obras más reconocidas nos ofrecen numerosas y hermosas muestras de estas estrofas, ya sean de tres o cuatro versos, generalmente de arte menor, y dentro de ellas hay una, la Soledad (o Soleá en acento andaluz) que puede expresar en tres octosílabos con rima asonante en el primero y tercer verso, todo un mundo de sensaciones poéticas. Y también tenemos un inmenso acervo de nuestra rica lengua, en nuestras "codas flamencas" de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas...

(Heraldo de Aragón. 2,9,16.23.30 octubre 2022)