viernes, 11 de diciembre de 2020

sábado, 5 de diciembre de 2020

Rincón de la copla. Diciembre 2020

¿T'acuerdas que me dijiós

en lo rincón de lo fuego

que me querebas a yo

más que a la luz de tos güellos?


Joaquín Gil Berges (Jasa, Huesca, 1834 - Zaragoza, 1920). fue abogado, foralista y político republicano aragonés. Segundón de su casa, cursó enseñanza secundaria en las Escuelas Pías de Jaca y luego en Zaragoza, donde hizo carrera de Leyes y se estableció como abogado, llegando a ser uno de los más prestigiosos de la ciudad y de Aragón. Publicista prolífico en periódicos y revistas, escribió el prólogo al Diccionario de Latassa, aumentado y refundido por Gómez Uriel. Dentro de su importante labor cultural, cabe destacar su aportación a los estudios lingüísticos con un Diccionario de voces aragonesas publicado en Huesca, 1916. (G.E.A.). Esta copla, de Cantares aragoneses, recogidos por el ilustre don Joaquín, me la ha facilitado mi querido G.F

 

 

Culta o popular es grande

esta celebrada estrofa.
No hace falta decir más:

¡Viva por siempre la copla!


El apasionante mundo de la copla , una de nuestras estrofas emblemáticas, se extiende desde los lejanos tiempos del nacimiento de la lengua castellana (según últimos informes, el español es la lengua más hablada del mundo después del chino y antes del inglés) hasta la actualidad. En esta época de vanguardismos que no lo son tanto y modas que duran muy poco, de premios a la simplicidad y de tanta escritura kleenex -o sea de usar y tirar- es bueno detenerse, por ejemplo, ante nuestros clásicos y cultivar las formas de expresión oral y escrita, frente a la innecesaria utilización de términos foráneos y el reduccionismo del lenguaje de las redes y mensajes. Y leer mucho a nuestros grandes autores de cualquier época, de los que tanto podemos aprender. 

 

 

 Con un amor especial

preparamos estas Fiestas

ensanchando el corazón

y abrazando las ausencias.


Comienzan las fechas centrales de una fiestas de navidad atípicas, con restricciones forzadas por la pandemia . En ese sentido querría hacer desde este Rincón una llamada a la responsabilidad y la solidaridad de todos para, cumpliendo las normas sanitarias, lograr acortar lo más posible tanto el número de afectados como las tremendas consecuencias sociales y económicas. Que la liberalidad propia de estos días no sea pan para hoy y hambre para mañana. Cuidemos y cuidémonos, que ya falta menos, para salir cuando antes de una época que ha dejado ya decenas de miles de muertos en nuestro país. Que no sea un sacrificio, sino un acto de solidaridad , esta renuncia a un poco de nuestra tradición. Pensemos en el año próximo y en llegar felices a estas fechas.

 

Brotaron cuando te fuiste 

mil lágrimas de tristeza:
era lluvia que regaba
el secano de tu ausencia.


Son días algo tristes los de estas navidades históricas de la pandemia. Los recuerdos se agolpan con más fuerza en aquellos que tenemos un largo camino recorrido en el que hemos dejado seres queridos, amigos y personas que marcaron muchas épocas de nuestra vida. Esta copla de hoy fue inspirada en su día por una ausencia de amor, pero hoy puede ser aplicada a cualquier ausencia de quienes nos han dejado o están lejos y que se hace más patente en estas fechas. No obstante quiero acabar este año con esperanza, deseando lo mejor para todos los queridos lectores de este Rincón, con el anhelo de que en el nuevo año 2021 se supere esta época y retorne el abrazo de quienes nos siguen en el camino: esos hijos y nietos que tanto queremos y añoramos.


(Heraldo de Aragón, 6,13,20 y 27 dic. 2020)







lunes, 23 de noviembre de 2020

domingo, 1 de noviembre de 2020

Rincón de la copla. Noviembre 2020

 


La jota es bravo sentir

que en todo Aragón se canta

con latido noble y firme

que sale limpio del alma.


Me atrevería a calificar a José María Lopera ( Alcaudete, Jaén, 1929) como un digno sucesor de Demófilo. Su publicaciones -numerosísimas- hacen de él un poeta imprescindible, sobre todo en su faceta de creación de las estrofas populares, y un investigador fundamental del folclore andaluz. Cultiva la literatura, la arqueología y la historia. Actualmente vive en Álora desde donde proyecta una intensa actividad cultural y dirige la revista literaria Álora, la bien cercada. Habla seis idiomas y ha estudiado fenicio y tartessio. Es Caballero de la Orden del Danubio. Ha leído sus poemas en ocho países y, entre sus numerosas obras, su libro Flamenco para cantar palo a palo es fundamental para conocer todo ese rico acervo popular que encierra el folclore andaluz.




Mi cuerpo es ese árbol, 

la montaña y el río.

Nadie, nadie lo sabe:

sólo yo, que lo olvido.


En José Corredor-Matheos, como en tantos poetas consagrados, se muestra cómo una copla, cuatro versos octosílabos que riman en asonante los pares, puede ser un poema de una belleza e intensidad absolutas. Nacido en Alcázar de San Juan en 1929, vive en Barcelona desde 1936. Se licenció en Derecho en dicha ciudad y empezó a destacar como crítico de arte, traductor, antólogo y poeta. Fue además jefe de redacción de la editorial Espasa-Calpe y director del Gran Larousse Català. En 1953 publicó su primer poemario, Ocasiones para amarte, al que ha seguido una quincena de libros reunidos en Poesía 1951-1975 (Plaza y Janés, 1981) y Poesía 1970-1994 (Pamiela, 2000). Recibió el Premio Nacional de Poesía 2005 por El don de la ignorancia.

 

 

Me fui con tu libro allí,

y luego no hacía falta:

todos tus versos, Antonio,

el Duero me los cantaba

 

Poeta española nacida en Bilbao en 1902, estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, fue catedrática de Lengua y Literatura en los institutos de Huelva, Alcoy y Murcia hasta después de la guerra civil española y posteriormente, tras ser represaliada, trabajó en la Biblioteca Nacional de Madrid. Es una de las mejores representantes de la llamada poesía desarraigada, de la primera generación de la posguerra. Junto con Blas de Otero y Gabriel Celaya, formó parte del importante Triunvirato Vasco de la poesía de post-guerra. Mujer de barro, editado en 1948 fue su primer libro, al que siguieron luego hasta diez publicaciones, con el bellísimo 'Soria Pura', reeditado recientemente (Lastura), al que pertenecen estos versos dedicados a Antonio Machado.




En amor son los suspiros

pequeños brotes de viento

brisa que canta dolores

o nostalgia de recuerdos.


Recientemente ha visto la luz una publicación, "La copla: emoción y poema" en la que junto a las del autor de estas líneas se publican coplas de diversos autores clásicos, modernos y contemporáneos y varias colaboraciones de especialistas en la copla. Es un homenaje a esta estrofa nuestra que, junto a las tradicionales soleá, seguidilla y otras de arte menor, constituyen un importantísimno patrimonio literario que, por fortuna, convive con las nuevas formas de expresión poética y que la aproximan al pueblo, donde perduran porque, como ocure con la ópera, los que tienen cierto temor a "no entender" la poesía, se acercan sin temor y se inician en estas formas sencillas pero difíciles, si tienen calidad poética. Esta de hoy es una de las publicadas.



Navegante de la noche:

mantén la guardia despierta.

Abre los ojos y el alma

porque tus versos esperan.


En estos tiempos de pandemia y desorden de nuestras costumbres habituales, sobre todo en quienes ya no tenemos horarios laborales, es frecuente que la jornada de lectura o escritura y también de navegación por Internet se prolongue hasta horas inhabituales. El insomnio, también muy frecuente, y en muchos casos la soledad del aislamiento, hace que nuestras citas y conversaciones se desarrollen a horas en las que tendríamos que estar ya durmiendo apaciblemente. Pero la noche siempre tiene su encanto, bien en amigables tertulias presenciales o, como es el caso en estos últimos tiempos, en conversaciones a distancia en la pantalla del ordenador. En todo caso, vaya esta sencilla copla para aquellos "navegantes de la noche" que muchas veces nos acompañan,


Heraldo de Aragón. Noviembre 2020











































Rincón de la copla. Octubre 2020.

 Con el corazón abierto

ayer me acerqué a tu reja

y la cerraste deprisa

sin asomarte siquiera.

 

La copla es un vehículo poético ideal para expresar sentimientos directos con brevedad y, entre ellos, los amorosos. Las penas del amor, el ansia del amado, la espera, el desamor, el olvido, el engaño y tantos otros, han servido y sirven de tema a estas composiciones inmortales a las que se unen la soleá y la seguidilla, tan bellas como la copla y tan arraigadas en la poesía española. Una imagen hecha palabras es la que en esta copla de hoy expresa tanto el ansia amorosa del amante como el desdén, bien por indiferencia o por estrategia para aumentar el interés del pretendiente. Hoy ya no hay rejas donde rondar, pero los sentimientos y las acciones siguen teniendo parecidas formas. Ay, el amor...




Pilar es símbolo y nombre

de fe, constancia y piedad

y fortaleza de un pueblo

sin límites para amar.


Mañana, doce de octubre, Día del Pilar, es Fiesta Nacional y, claro, el día grande de Zaragoza. Como todos los años, el alma de los aragoneses se ilusiona y su Fiesta trasciende a todos los ámbitos. Este año, tan señalado y difícil, nos vamos a sentir todos un poco menos cerca físicamente, pero siempre unidos por el corazón, por esos sentimientos que nos emocionan desde niños y que transmitimos de generación en generación, y deseando que tiempos mejores, que vendrán, nos traigan la plena alegría de las Fiestas del Pilar, con las calles rebosantes, los ríos de flores y jotas, la música y las gentes alegres y bulliciosas llenando todo. Los aragoneses lo merecemos. Zaragoza también. ¡Vivan las Fiestas del Pilar!




Llorar por los que se fueron

en silencio y soledad

y luchar porque los vivos

no lo olvidemos jamás.

Sobra decir que 2020, este año terrible de cifra tan redonda, pasará a la Historia como el de la catástrofe sanitaria -y consecuentemente económica y social- más grave de los últimos cien años. Una ola mortífera se ha extendido por nuestro mundo y ha destruído vidas y esperanzas, poniendo de relieve la enorme debilidad del ser humano, que tantas veces se cree el centro del universo, imbatible en su superioridad intelectual y socialmente cada vez menos solidario con sus semejantes y con el mundo que habita. Reflexiones muy serias se imponen a partir de ahora y esperemos que sean efectivas. No es la menor un interés mayor por el intento de crear un futuro mejor para todos. Palabras que, por repetidas, no debieran olvidarse jamás.


 

Qué gran fortuna he tenido

de amar siempre sin medida

sin haber nada pedido...


Esta semana nos salimos de la forma de la tradicional copla, para dar cabida a una de las más hermosas formas estróficas populares de la poesía española, que tiene muchas: La soleá. Esta estrofa de tres octosílabos que riman primero y tercero es propia de la lírica popular andaluza y tiene una variante, la "soleariya" de distinta medida, con el primer verso y tercero hexasílabos rimando y un segundo de diez o doce sílabas. En fin, lo que pretendemos es resaltar la enorme riqueza de nuestra poesía tradicional, sin necesidad de acudir a modas más o menos foráneas. La soleá tiene forma cantada en el rico folclore andaluz y este ejemplo, de cosecha propia, sigue la temática de soledad y desengaño, frecuente en esta estrofa. 

 

Heraldo de Aragón 4,11,18.25 Oct. 2020

jueves, 29 de octubre de 2020

Un poema de "Ayer fue sombra"

 

 
Me pregunto si fue real o un sueño,
si las calles eran tan oscuras y silenciosas,
si existían las quinielas a peseta
y las fichas ranuradas de los teléfonos públicos.
Si yo llevaba pantalón corto y me ruborizaba ante las chicas,
si nos daba miedo el portero del cine
que nos pedía el carné en las películas para mayores,
si mi padre llegaba agotado a casa, con las manos encallecidas,
si borraba las páginas del cuaderno escolar para escribirlas de nuevo...
Me pregunto cada noche, en la soledad de mi cuarto,
por los días que perdí rezando rosarios interminables
aterrado por el infierno que cada tarde nos prescribía el padre Andrés
-aquél que nos hacía poner las manos sobre el pupitre
para que no pecásemos, aunque fuera un instante-.
Y por los duros inviernos, de interminables noches,
haciendo los deberes con manos ateridas
en aquella cocina de paredes encaladas.
Me sigo preguntando, a través de los años,
quién tuvo derecho a robarnos tantas primaveras,
quién prohibió, hasta asfixiarnos, cuanto nos ilusionaba.
Por qué tuvimos que precipitarnos al vacío
y descubrir la luz a través del sufrimiento.
Maldigo una infancia desesperada y gris,
teñida con miedo y amargura por los vencedores
para que fuera acatada sin condiciones por los vencidos.
Reniego de quienes dejaron sin flores tantos jardines
y, a cambio, nos prohibieron pisar el césped.
Y busco todavía las respuestas
en el ocaso suave de mis días.
 
(M.A.Yusta. Ayer fue sombra. Primer Premio poesía D. Gob. Aragón. Ed. Aqua 2010. 2ª Edición. Lastura 2017 con prólogo de Marisa Peña y nota preliminar de Emilio Quintanilla)

 

lunes, 26 de octubre de 2020

Una... rosa.

 


 

Amo la brisa cálida

preludio de ese fuego

que estremece tu rosa

ungida por mis besos.

 (c) M.A.Yusta

sábado, 24 de octubre de 2020

La copla, opiniones.

 


"Una espléndida obra de nuestro poeta de referencia en el ámbito (sencillo y difícil, como toda buena poesía) de la copla."
 
(Manuel Rico. Escritor. Crítico literario de "El País")

miércoles, 21 de octubre de 2020

lunes, 12 de octubre de 2020

Poemas el 12 de octubre

 RECUERDOS.

Durante muchos años, fue tradición en el Heraldo de Aragón encomendar a un poeta español un poema exclusivo sobre la Virgen del Pilar para ser publicado en el número extraordinario de las Fiestas el día 12 de octubre.

Mi poema de 1998 fue éste:

 


 

domingo, 11 de octubre de 2020

Las coplas de las "No-fiestas" del Pilar 2020

 



Este año no hay Fiestas del Pilar, pero mis coplas diarias de las Fiestas (que se publican en Heraldo de Aragón desde hace casi cuarenta años cada día de las fiestas) ven la luz juntas este año en la contraportada de su tradicional emplazamiento. Pretenden ser un canto de amor y esperanza...

 10

Este año de la pandemia

no podemos abrazarnos 

pero desde la distancia

son más fuertes nuestros lazos.

11

Que estas fechas especiales

ensanchen los corazones

y Aragón se abra en silencio

a todos los españoles.

12

Abre el corazón, Pilar,

que hoy es tu día más grande

para que sienta que el mío

le canta ¡Felicidades!

13

En balcones y ventanas

las flores su manto bordan

y es el alma de Aragón

canto, columna y corona

14

Para el amor, los suspiros,

para el amigo, amistad,

para los niños, sonrisas,

para todos, mi ciudad.

15

Distancias y mascarillas

no hacen menos el amor

que los abrazos más grandes

nos salen del corazón.

16

El Pilar te dio su nombre

y el amor por esta tierra

que hace mejor y más grande

ser mujer y aragonesa.

17

Venid al año que viene

Zaragoza os espera

que podremos abrazarnos

y compartir nuestra tierra

18

Siempre que de ti me alejo

me cuesta decirte adios

pues te llevo, Zaragoza,

dentro de mi corazón


domingo, 20 de septiembre de 2020

Heraldo de Aragón, 125 años.

 

Tiene emblemas nuestra tierra
de historia y de tradición:
la jota, el Pilar, el Ebro
y el Heraldo de Aragón.
 
Ciento veinticinco años
de constancia, fe y trabajo
dan a Heraldo de Aragón
su galardón más preciado.
 

viernes, 4 de septiembre de 2020

Recordando...

Cancionero de coplas aragonesas. 
Miguel Ángel Yusta. 
Olifante 2011

PRÓLOGO
José Luis Melero.

Hay quienes aseguran que la cuarteta se inventó
sólo para que con ella pudiera cantarse la jota
aragonesa. Sería hermoso poder creerlo. Pero lo
cierto es que esos cuatro versos octosílabos, que
riman en asonante el segundo y cuarto, fueron la
combinación métrica elegida para crear la copla
que en Aragón se llama también canta, cantar o
cantica– y han constituido desde siempre el soporte
textual habitual de la jota cantada, excepción
hecha de los estribillos y de algunas pocas
coplas de cinco o seis versos.
Esa estrofa ha sido históricamente utilizada
en Aragón por dos tipos de poetas: los de
extracción popular, los hombres del pueblo que
con su ingenio y sensibilidad tradicionales han
creado algunas de las cantas más hermosas; y los
de formación académica y voluntad y exigencia
literarias, los escritores “cultos” para entendernos,
que también han puesto en muchas ocasiones su
inspiración al servicio de la jota. Entre los prime
ros, con más o menos matices, podemos recordar
a Ambrosio Ruste, Emilio Ester Rubira, Ruperto
Aznar Sanz, Luis Sanz Ferrer, José Iruela, Antonio
Zaera, Pedro Lafuente, Joaquín Yus, Vicente
Torres o Antonio Arilla. Los segundos son tantos
que sería imposible nombrarlos a todos: desde
Eusebio Blasco, Luis Royo-Villanova, Joaquín
Dicenta, Mariano de Cavia, Cosme Blasco, Mariano
Miguel de Val o Juan Moneva (quien, a pesar
de escribir no pocas coplas, aseguraba con su
sinceridad y tono cáustico habituales que la jota
no representaba de modo inequívoco el alma y el
carácter de Aragón, y que lo que éste necesitaba
era templar caracteres y no guitarras) hasta José
García Mercadal, Fernando Castán Palomar, Alberto
Casañal, Sixto Celorrio, Gregorio García-
Arista, Alfonso Zapater o José Verón Gormaz.
A este último grupo, al de los poetas y escritores
con mayúsculas, pertenece Miguel Ángel
Yusta, quien no sólo no ha desdeñado la copla
como modo de expresión poética sino que se ha
convertido en los últimos años en uno de sus más
decididos defensores desde su sección “Rincón de
coplas” en Heraldo de Aragón. Yusta, que es poeta
delicado y exquisito y uno de los autores de coplas
más importantes de Aragón, ha perdido ya la
cuenta de las veces que ha ganado el Concurso de
Coplas Aragonesas que convoca el Ayuntamiento
de Zaragoza, y ha conseguido el honor sin parangón
de que algunas de sus cantas sean ya patrimonio
de todos y de que todos las canten sin conocer
su autoría. Este es sin duda uno de los mayores
deseos de cualquier escritor de coplas aragonesas:
que pasen al acervo popular y se conviertan en
parte sustancial de nuestro folclore. Hoy ya nadie
recuerda quién compuso “Me llamaste labradora /
pensando que era bajeza / y me pusistes un ramo
/ de los pies a la cabeza”, que tantas veces hemos
oído cantar; y nadie recordará mañana que fue
Miguel Ángel Yusta el que escribió: “Asomarte
a la ventana / de noche no deberías, / que haces
levantarse a todos / pensando que ya es de
día”, o la muy emocionante: “Cuando yo muera
ponedme / bajo tierra aragonesa / que quiero,
poquico a poco, / fundirme entero con ella”. No
todos sin embargo han pensado siempre así, y
Gregorio García-Arista se quejaba ante Rodríguez
Marín “de lo efímero de la satisfacción que puede
alcanzar el autor de coplas que, al divulgarse, pierden
la paternidad”, a lo que el poeta y folclorista
sevillano tuvo que recordarle “el placer de ver el
autor popularizada y en boca de todos su propia
obra”.
Miguel Ángel Yusta ha retomado pues la
antigua tradición, nunca perdida del todo, de
que los grandes escritores aragoneses dedicaran
algunos de sus afanes a la jota aragonesa. Yusta ha
sido tan generoso con sus gentes y su cultura que
decidió que esos esfuerzos por difundir y prestigiar
la jota no serían pocos sino abundantes,
pródigos y fecundos. Y el resultado es este cancionero
de coplas que viene a enriquecer de forma
indiscutible la gran bibliografía ya existente sobre
cantares aragoneses. Coplas de amor, coplas sobre
Aragón, sus gentes y su paisaje, coplas de costumbres,
rondaderas…, coplas que nos llegan al
corazón porque nos hablan de los sentimientos y
las pasiones de muchos de nosotros.
Por esa dedicación a nuestras coplas, por esa
generosidad en entregar a la jota buena parte de
su talento, los aragoneses estamos en deuda con
Miguel Ángel Yusta. El pueblo llano aragonés, el
que todavía canta la jota a diario sin pedir perdón
por ello a los gurúes de la modernidad y a
tantos como se empeñan en uniformarnos bajo
una cultura global, ha encontrado en él al mejor
de sus troveros.


jueves, 20 de agosto de 2020

La Copla. Opiniones


Valentín Martín, periodista, escritor y poeta, valora con estas palabras el libro "La copla":

"Un libro imprescindible. Todos los demás pueden ser necesarios, pero este sirve para olvidar el olvido. La copla, como el romance, la soleá, la seguidilla, son el esplendor de la lírica popular de nuestro idioma que no matará nunca el hayku"

 Muchas gracias.

sábado, 15 de agosto de 2020

La copla. Introducción (fragmento)

 



 (En la foto, Susana Diez de la Cortina, en un acto de mi presentación, con el poeta Angel Guinda y el editor Antonio Huerga)

Del extenso trabajo introductorio de la filóloga, investigadora y poeta Susana Diez de la Cortina, que abarca una treintena de páginas en la edición impresa de “La copla. Emoción y poema” no podemos, lógicamente, hacer una publicación integral. Sí es necesario recalcar que es un trabajo meticuloso y documentado que introduce los textos e ilustrará al lector muy adecuadamente con información y citas de indudable interés. Como muestra, aunque necesariamente descontextualizada ya que el trabajo forma un todo uniforme, publicamos el siguiente párrafo:
"Pero no debemos confundir lo popular con lo vulgar. Se trata de otro par de opuestos: lo culto y lo popular. Lo popular, es decir, lo que el pueblo conserva como propio y acepta en su bagaje (refranes, proverbios, cantigas, coplas, etc.) es lo digno de ser transmitido por la vía de la tradición, de generación en generación. El saber popular es tan antiguo como la propia lengua que lo sustenta, el surgimiento de un idioma como herramienta de comunicación y vehículo de cultura implica el surgimiento de los géneros discursivos y literarios. Estos últimos cambian o se ponen más o menos de moda, pero entre ellos algunos se mantienen con perseverancia: es el caso de la copla. Conservamos coplas tan antiguas como la propia lengua castellana. Este profundo arraigo de la copla en nuestra cultura se explica porque su surgimiento es coetáneo al de las lenguas vernáculas peninsulares. De hecho, es probable que la copla proceda de versos pareados más largos, al igual que los antiguos romances, que a su vez son desgajamientos de los cantares de gesta, de ahí que tanto los romances como las coplas tradicionales tuvieran rima asonante en los pares."

miércoles, 12 de agosto de 2020

La Copla. Prólogo de Juan Domínguez Lasierra, escritor y periodista.




PRÓLOGO





La copla, género poético





Miguel Ángel Yusta, escritor y poeta y el “Mayusta” de la copla aragonesa, vuelve por do solía,tras varias antologías sobre el tema, y nos ofrece una nueva entrega de su sección “Rincón de la copla”, publicada en el dominical de Heraldo de Aragón, además de una antología de otras suyas, muchas inéditas. En su sección dominical (desde hace ya veinte años, un referende en la historia del veterano diario zaragozano) alternan coplas del repertorio de grandes joteros (Oto, Galé, Cecilio Navarro...) con versos de grandes escritores españoles (desde Lope de Vega a la generación del 27 y posteriores), desde conocidos autores aragoneses de nuestros días a testimonios de coplistas de distintas regiones españolas. No faltan las coplas popularizadas por legendarios cantantes, lo mismo Miguel Fleta, Alfredo Kraus, Teresa Berganza o Plácido Domingo, que Concha Piquer, Lola Flores, Antonio Molina o Carlos Gardel. Ni las surgidas de zarzuelas firmadas por los más grandes del género: Guerrero y Ramos Martín, Chapí, el maestro Serrano, Echegaray y Caballero… Ni falta el recuerdo a los que han estudiado la jota, como Demetrio Galán Bergua, Antonio Beltrán, Alfonso Zapater, Javier Barreiro… Y también, como se indica al principio de estas líneas, una selección de las numerosas creaciones propias del antólogo, en las que Mayusta dedica sus cuartetas especialmente al tema eterno: el amor, o su ausencia.

Miguel Ángel Yusta, como todos sabemos, lleva muchos años batallando por la dignificación de la copla aragonesa. Entre sus participaciones en el concurso de coplas de las Fiestas del Pilar –que ha ganado en más de quince ocasiones—hasta el ya mencionado “Rincón de la copla”, son ya más de treinta años sacando del ostracismo (es decir, de sus ámbitos habituales) el mundo de la jota, difundiéndolo y enriqueciendo con mimbres propios y ajenos, otorgándole un pedigrí que hasta no hace mucho se le negaba.

Son muy interesantes, en su brevedad, las acotaciones teóricas que Yusta incorpora a sus “rincones”, en las que imparte doctrina, con autoridad más que justificada, partiendo del concepto métrico acuñado de la copla: “una estrofa poética que se compone de cuatro versos octosílabos, rimando en asonante los pares y quedando libres los impares”.

A partir de aquí, de esta escueta preceptiva, con la copla se puede hacer poesía mala, regular, buena y magistral, y nos referimos lo mismo a lo popular que a lo culto, pues como dice el autor, “puede ser inigualable vehículo de belleza, precisamente, por la obligada concisión en la expresión que conlleva su brevedad”. Vehículo de “todo tipo de emociones y sentimientos y, naturalmente, de los más hermosos y controvertidos de todos ellos: los que cabalga el amor”. Y porque “recorrer el cancionero español es pasear por un inmenso jardín de coplas que, por toda la geografía hispana, surgen con intensidad en fiestas profanas, celebraciones religiosas o familiares y otros eventos”. La copla es arte popular que, por su intrínseca belleza, ningún gran poeta culto ha querido dejar de cultivar.

Si nos referimos a la parcela de las coplas de jota, canta o cantica, estamos en lo mismo. “A pesar de la ‘bravura’ que casi de una manera tópica se quiere asociar con nuestro primer cante regional –señala Yusta--, hay muchas letras que con belleza lírica expresan sentimientos para ser cantados casi al oído”. Para combatir la herencia de esos tópicos, propone Miguel Ángel, “renovar e incorporar nuevas letras a sus tonadas, sin miedo a las que expresen sentimientos amorosos con delicadeza y ternura, en la seguridad de que, también en ellas, brilla la belleza de la jota”. Se trata de incorporar lo lírico a la expresión popular de la copla. “Su metro se adapta como guante al dedo para manifestar en muy pocas y escogidas palabras los sentimientos que se quieren plasmar”,  ha dicho.

Lo que trasciende de esta recopilación es algo de significativa importancia: que la copla, en sus mejores manifestaciones, es un género poético. Porque la copla no es sino una forma de poesía, utilizada secularmente por poetas de toda laya y una y otra vez reactualizada por los poetas de nuestros días. La sección de Yusta recoge también coplas de poetas de ultramar, como José Hernández, José Martí o Mario Benedetti, o del ya mencionado Carlos Gardel.

No es cuestión de trazar aquí un panorama de la autoridad poética de la copla. Vayamos a lo que aquí nos interesa, a esta antología propiciada por nuestro buen poeta y gran coplista Miguel Ángel Yusta, el más idóneo para realizarla por su laboriosidad de antólogo y capacidad creadora a un tiempo, en este río inmenso y lleno de meandros sorprendentes.

Las coplas que nos propone Yusta son una forma quintaesenciada de la poesía, y a este género pertenecen con todo derecho, aunque se camuflen o ignoren en los tratados literarios, de una forma u otra, salvo cuando son autores consagrados por la creación literaria general los que las han empleado en alguna ocasión, sean Bécquer, Juan Ramón Jiménez, los Machado, García Lorca, Alberti, Cernuda o Gerardo Diego.

Hay que reconocer que Yusta (que además tiene publicados más de veinte poemarios propios y está incluído en numerosas antologías y grabaciones discográficas y es fecumdo colaborador en prensa y revistas literarias) ha entrado en el mundo poético de la copla a través de una de sus versiones más populares, la que acompaña a la jota de su tierra. Que la jota aragonesa ha propiciado una versión rocera o enfática de la copla no se puede cuestionar, aunque, como en todo, hay que distinguir el trigo de la paja. Y durante estos últimos años, a través de recopilaciones de vario formato, Yusta ha ido separando lo uno de lo otro, arrinconando la parva, y ofreciéndonos lo más poético, sensible, culto, que la copla aragonesa ha ido generando a lo largo de los siglos.

Como señala Yusta, los temas más utilizados en la copla de jota aragonesa han sido el paisaje y la tierra de Aragón, el Ebro, el Pilar y los distintos sentimientos de las gentes que la habitan. “Pobladores desde el Oroel al Moncayo, tan diferentes como el paisaje y con tanta riqueza en su diversidad, han protagonizado las numerosas variantes de nuestro folclore más difundido. La jota, hoy, se sitúa como el canto y baile más emblemático de Aragón y en los últimos tiempos parece renovarse y evolucionar con lentitud, pero con firmeza, gracias a la labor de jóvenes y entusiastas investigadores”.

Y no conforme con ello, ha ido más allá de lo local, y ha ido recopilando lo mejor de la copla procedente de la expresión poética española en general a lo largo de los tiempos. Incluso nos ofrece un ejemplo de cómo la jota aragonesa ha traspasado fronteras, como manifiesta el cante: Se baila el jaleo en Cádiz / y la “soleá” en Triana / y por Requena y Utiel / la jota zaragozana. O el dato anecdótico de coplas de jotas cantadas en euskera.

El resultado de esta nueva recopilación de Yusta es una joya literaria, como decimos, que pone de manifiesto que la poesía no necesita ni de largos parlamentos ni de retorcidas retóricas para ser expresión de lo esencial poético. La copla es como el buen perfume, que en frasco pequeño se “vende”, es decir, adquiere su mejor fragancia.

Aquí se nos ofrece la copla en toda su entidad temporal y creadora, capaz de esencializar, como decimos, los sentimientos, emociones, vivencias más intensas con apenas unos cuantos versos, con unas cuantas “palabras verdaderas” como exigía Machado a la poesía.

Todo esto parece evidente, pero siempre necesitamos de alguien que lo ponga de manifiesto, lo demuestre, lo plasme. Y aquí está el hermoso, el fundamental mérito de Miguel Ángel Yusta, que no conforme con enriquecer magistral y personalmente la copla con sus propias creaciones, ha tenido la voluntad de darle a este género poético toda la dimensión literaria que merece ejemplificando sus más notorios frutos. Pasen y lean, y admírense de lo que una copla es capaz de transmitir con tan sencillos mimbres, esa herencia que recibimos en sus primeros balbuceos de poetas anónimos, que los clásicos tuvieron la sensibilidad de hacerlas suyas y que, pasando por siglos de toda forma de poesía, sigue tan viva como siempre, porque lo esencial poético cabe en ella con el molde de las cosas que son eternas. Y lo mejor de todo, que el “Rincón de la copla” sigue en marcha.

Juan Domínguez Lasierra

La Copla. Epílogo. Prof. Javier Barreiro

Nada más disculpable o más conmovedor que el amor. Y lo de Mayusta hacia la copla lo es. Y si el amor se dirige hacia causas perdidas, resulta todavía más conmovedor. Por eso, aunque ya prologué, más extensa y académicamente, una de sus primeras antologías copleras, no puedo soslayar el reclamo del autor para añadir unas líneas, cuando todo está dicho por quienes me anteceden en la glosa.



Además, aquellos que entre nuestras pasiones hemos contado siempre con la literatura, la cultura popular y la jota, no podemos dejar de sentir afección y simpatía por el decir popular más específico de nuestra lengua. La copla podrá estar en el candelero o ser únicamente sostén del folklore popular pero nunca dejará de ocupar su lugar natural en la forma de expresarse el pueblo. El ritmo octosilábico y la asonancia surgen casi espontáneamente del hablante popular cuando quiere expresar algo con “adorno”, darle una entidad estética... Cuando esos ritmos y asonancias se trasladan a la prosa, percibimos, en cambio, una torpeza que convierte la música en sonsonete.



Por todo ello, entre los copleros suele haber chapuceros, artesanos y poetas. ¿Qué duda cabe de que Mayusta pertenece a estos últimos? La generosidad lo incita a buscar, entre sus maestros y amigos, ejemplos tan variados como los que aquí ha reunido: Clásicos y modernos, como dijera Azorín en 1919. Pero también tienen su lugar las muestras propias y son tan variopintas que, lo mismo que los autores escogidos, unas parecen clásicas y otras, modernas; las hay de encargo y espontáneas; de amor y desesperación, en relación a la naturaleza y el paisaje, el sexo, el humor…, hasta coplas culebreras, si uno quiere encontrar rarezas y sobresaltos. Y no puede faltar la copla aragonesa, que García-Arista quiso codificar con tan regular éxito como el que obtuvo su propuesta de denominarla “cantica”en su modalidad cantada. Escribió don Gregorio:

"Tiene la copla o canta como medio de expresión de todos sus sentires. Y con ella halaga, y con ella maldice, y con ella saluda, y con ella desprecia, y con ella amenaza, y con ella acaricia, y con ella reta, y con ella hiere… ¿Qué mucho, pues, que la copla sea también el medio casi único de expresar sus sentires amorosos?... Para ello necesita y dispone de bien provisto arsenal, que le saque de apuros en todos los trances".



¿Podríamos decir lo mismo de la copla andaluza? Lo cierto es que yo creo que sí y que por más que busquemos diferencias en sus rasgos textuales, como lo procuró Sancho Izquierdo, la principal estriba en la música, que es el vehículo emocional del sentimiento. La copla andaluza tuvo la fortuna de que el 22 de diciembre de 1928 se estrenara en el madrileño teatro Pavón, una obra de Quintero y Guillén con ese título, cuyo éxito desbordó e hizo definitivamente popular lo flamenco o, mejor, lo que desdeñosamente se llamó “ópera flamenca”e incluso provocó el malentendido que ha llegado a la actualidad, de que la copla se utilizara para denominar a la canción popular española, lo que es tan malo para la una como para la otra. La copla aragonesa no llegó sino a servir de título en 1933 a una obra del citado García-Arista, que, entre su tiempo y el nuestro, no habrán leído más de un millar de personas.



Quiero llegar con esto a que no podemos esperar que la copla vuelva a recuperar el lugar del que disfrutó cuando el propietario de una abacería componía una y la colocaba en un pincho sobre el saco de judías para publicitarlas, cuando Valle-Inclán componía las suyas para el jabón de los Príncipes del Congo o cuando, entre los siglos XIX y XX, periódicos y revistas semanales rebosaban de coplas de toda laya. En estos momentos, el vehículo propio de la copla en Aragón seria la renacida jota y, venturosamente, en los espectáculos de los grandes creadores musicales de la jota de hoy, como Alberto Gambino o Alberto Artigas, sustentados por artistas de la talla de Miguel Ángel Berna, Nacho del Río, Beatriz Bernad y otros, coplas como las de Mayusta y unos pocos poetas que no es oportuno nombrar aquí, están poniendo los cimientos para un resurgir de esta tan veterana forma de expresarse.

Somos tan memos que decimos haiku y se nos cae la baba y cuando hablamos de copla, pensamos en las de la tía Raimunda. Ojalá libros como este y otros, que deberían apuntalar los aludidos cimientos, sigan floreciendo en los múltiples registros a que esta forma poética puede dar lugar.



JAVIER BARREIRO

martes, 11 de agosto de 2020

La Copla: Textos de autores, agradecimientos.

********************Con Textos de:

Alberti, Rafael
Álvarez Quintero, Serafín y Joaquín
Barreiro Bordonaba, Javier (Epílogo)
Capilla Loma, Antonio
Caro Sierra, Francisco
Cernuda, Luis
De la Peña, María Luisa
Diego, Gerardo
Díez de la Cortina, Susana (Estudio preliminar)
Domínguez Lasierra, Juan (Prólogo)
Foz y Burges, Braulio
García Lorca, Federico
Gil, Ildefonso-Manuel
Gil de Biedma, Jaime
Grande, Félix
Guinda, Ángel
Hernández, Miguel
Jiménez, Juan Ramón
Jiménez de Urrea, Pedro M.
Lope de Vega, Félix
Lopera, José María
López Azorín, Manuel
Machado, Antonio
Machado, Manuel
Manrique, Jorge
Martí, José
Martín, Valentín
Pastor Gaitero, Antonio
Royo Villanova, Luis
Sender, Ramón J.
Tello Aína, Rosendo
Sánchez Vallés, Joaquín
Vázquez Marín, Juana
Verón Gormaz, José
Vilas, Manuel
Yusta, Miguel Ángel (y antólogo)

*********************Agradecimientos:
Javier Barreiro Bordonaba
Miguel Ángel Berna
Beatriz Bernad
Nacho Del Río
Susana Díez de la Cortina
Juan Domínguez Lasierra
Guillermo Fatás
Alberto Gambino
Luis J.García Bandrés
Ana Iguarbe
Alberto Serrano Dolader
Heraldo de Aragóny su sección “Hoy Domingo”
Lectores de Heraldo de Aragón
A todos los hacedores y amantes de la copla.