En
amor son los suspiros
tímidos
brotes del viento,
brisa
que alienta pasiones
o
nostalgia de recuerdos.
Comienza el mes de julio, aunque el
verano este año se adelantó y junio nos ha hecho sufrir los rigores
de la canícula. Cosas del cambo climático, que ya parece
inevitable. Menos mal que el cierzo zaragozano, que nos acomete sin
piedad en invierno, viene ahora a socorrernos y ventila la ciudad
adecuadamente. El viento, la brisa, son elementos muy empleados por
los poetas, que los asocian en muchas ocasiones con los suspiros que
provocan las satisfacciones o los males del amor. No sé si ahora, en
estos tiempos acelerados, los suspiros están tan en boga como en
pasadas épocas, pero hay que pensar que ciertas figuras poéticas
son eternas y así nos lo recuerda esta sencilla copla que hoy les
ofrecemos desde el fresquito rincón que nos cobija.
En
los clavos de tu puerta
se
me queda el corazón;
levántate
muy temprano
que
no lo marchite el sol.
La poesía popular, el romancero, los
diferentes y numerosos cancioneros, tradición viva de nuestra
literatura poética, permanecen casi exclusivamente en la memoria de
los más mayores, aunque cada vez son más objeto de estudiosos y
especialistas investigadores. Hace algún tiempo cayó en mis manos
un precioso librito "Estudio sobre el canto popular castellano",
de Gonzalo Castrillo Hernández, editado en Palencia en 1922 y
reeditado en 2008, en cuidada edición facsímil de Editorial Maxtor
de Valladolid. Es un tratado tan breve como deleitoso que contiene y
estudia numerosas composiciones de las diversas provincias
castellanas, entre ellas numerosas coplas, una de las cuales
brindamos aquí para el conocimiento y disfrute de nuestros amigos
lectores.
El
primer amor que tuve
se
me llevó el corazón;
no
hay amor como el primero
que
se lleva lo mejor.
Hace más de una década, Mercedes
Souto Silva y Alberto Turón Lanuza, docentes e investigadores,
reeditaron el "Cancionero popular turolense" de Severiano
Doporto, escritor, periodista e historiador nacido en Madrid y con
vinculación afectiva con Aragón y publicado por vez primera en
1900. Cuidadosa y ampliada con estudios complementarios, esta obra
realza y valora la interesante edición original en la que el autor
recogió, como su título indica, cantares de muy diversos temas y
procedencia recogidos "de boca del pueblo en la ciudad de
Teruel". En él se recogen casi mil cuatrocientas coplas además
de un vocabulario y un índice clasificatorio "por asuntos,
tendencias,formas, orígenes y comarcas". Reedición muy
interesante sobre nuesta copla popular.
No
corté más que una rosa
en
el jardín del amor;
con
lo bonita que era
¡qué
pronto se marchitó!
Estos versos pertenecen a
la "Romanza de Ascensión" de la mítica zarzuela "La
del manojo de rosas", con música de Pablo Sorozábal y letra de
Anselmo Carreño y Ramos de Castro. Esta obra, una de las cumbres del
género lírico español, se estrenó en el Teatro Fuencarral el
trece de noviembre de mil novecientos treinta y cuatro con un éxito
que ha seguido desde entonces hasta las últimas representaciones en
el Teatro de la Zarzuela a finales de dos mil veinte y nada menos que
con la soprano zaragozana Ruth Iniesta y el barítono Carlos Álvarez
en el primer reparto. Merece la pena escuchar y disfrutar de la
música y letra de estas obras por desgracia tan desconocidas hoy
para las nuevas generaciones y que son parte fundamental de nuestro
patrimonio musical.
Somos
destellos de luz
que en un instante se pierden,
pero el amor
verdadero
sobre la luz prevalece.
Coplas de amor, coplas
llenas de sentimientos que nunca pasan de moda, aunque a diversos
poetas de vanguardias varias les parezca que el amor, en poesía, no
es sino un resto de romanticismo trasnochado y epígono becqueriano.
Pero lo cierto es que siempre que haya dos personas cautivas del amor
–o del enamoramiento, que no suele ser lo mismo– habrá poesía y
su expresión será desarrollada en cualquiera de las formas que
la contienen. Y una de las formas estróficas llenas de belleza es la
copla, nuestra genuina expresión poética, inmortal, renovada y
revitalizada con las nuevas aportaciones que periódicamente le
acarrean los poetas, los coplistas (nunca esta expresión ha sido tan
digna y bella) y quienes las leen, las cantan y las publican.
Heraldo de Aragón, 3,10,17,24,31 jul.2022