Rondando a Amalia y Borbón,
Que en Aragón es la jota
Obsequio de fino amor.
Cuenta Francisco Tobajas en La Comarca, de Calatayud que el 9 de marzo de 1828 Fernando VII y su esposa María Josefa Amalia de Sajonia salieron de Barcelona en un largo viaje hasta Madrid. A Zaragoza llegaron el 22 de abril y en ella permanecieron hasta el 19 de mayo. El documento que narra las fiestas de Zaragoza en honor a los reyes dice que los voluntarios Realistas les rondaron al modo de las rondallas de Zaragoza y que cantaron jotas, en especial la aragonesa. En ningún pasaje del Pedro Saputo de 1844, que se menciona la jota, se le da carácter regional. Sí lo hace José Mor de Fuentes en su novela de 1797 La Serafina, cuando dice: "... la tonada peculiar del país, que se llama jota... la cual sirve para bailar, para enamorar y para descalabrar". La copla me la proporciona el profesor Fatás.
En Zaragoza, hace un siglo,
fue aclamado por doquier.
Siempre será recordado
Einstein, el Premio Nobel.
Albert Einstein (1899-1955) llegó tal día como hoy de hace un siglo a Zaragoza, para dar dos conferencias en la entonces Facultad de Medicina y Ciencias, hoy Paraninfo de la Plaza de Paraíso. Su estancia duró cincuenta horas y le dió tiempo de visitar El Pilar, La Seo, la Aljafería y el teatro Principal, donde vió la obra La viejecita, de Echegaray y Caballero, zarzuela de gran éxito en la época. Fue agasajado en el Casino Mercantil y en las calles y la Prensa, especialmente el HERALDO, se hizo amplio eco de la visita del Nobel "de hermosa cabeza de revueltos cabellos grises". Salió de la ciudad el catorce, día de su cuarenta y cuatro cumpleaños con destino a Bilbao. Su recuerdo perdura con sendas placas en el Aula Magna donde disertó y ojalá aparezcan las pizarras que utilizó en sus conferencias...
Cuando se canta una jota
en la plaza del Pilar
allá adentro a nuestra Virgen
se la ve bisbisear.
La cuarteta de nuestra jota, canta o cantica, como la denominó el recordado don Demetrio Galán Bergua (1894-1970) médico, humanista, periodista y sobre todo, gran estudioso de nuestro folclore, especialmente de la jota, es también creada con frecuencia y entusiasmo por numerosos amigos de la copla que, preferentemente, dedican sus versos a nuestras más queridos signos de identidad, como son la Virgen del Pilar, el Ebro, nuestros paisajes desde el Oroel al Moncayo y las peculiaridades diversas de nuestra gente aragonesa. Precisamente hoy traemos una copla que envió el amigo Ángel Hernández Mostajo, que las compone con arte y gracia y en buen número desde hace mucho tiempo. Está llena de una suave evocación y devoción que la hace muy bella.
La jota es flecha lanzada
desde el corazón al cielo:
el sentimiento es el arco
y, quien la canta, el arquero.
Un año más, acaba de llegar la primavera. A pesar de guerras y catástrofes, de múltiples problemas de esta Humanidad en tiempos complejos y de tribulación, como diría la doctora de Ávila, la naturaleza, tantas veces acosada sin piedad por intereses de unos pocos, acude fiel a la cita cíclica. Ciertamente deberíamos mirar más a las plantas, a los árboles que retoñan -bellos estarán los tilos de Independencia pronto- que a nuestras pantallas de móviles, ordenadores y series televisivas, pero el mundo es el que es y las reflexiones suelen caer en saco roto. En todo caso, amigos lectores, desde este Rincón, os deseamos con esta copla jotera, una muy feliz y esperanzadora primavera que traiga renovadas ilusiones y también hermosas realidades.
(Heraldo de Aragón, 5, 12, 19, 26 marzo 2023)
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