Siempre
que me voy de ti
me cuesta decirte adiós,
porque estás grabada, Soria,
dentro de mi corazón.
me cuesta decirte adiós,
porque estás grabada, Soria,
dentro de mi corazón.
Durante una semana del mes de agosto se
celebra en la ciudad de Soria un certamen exclusivamente dedicado a
la Poesía, que ya va por su duodécima edición. Está apoyado con
entusiasmo por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento y el
soporte de diversas entidades sorianas. Asisten, cada vez en más
número, autores y editores tanto de España como de países
hispanoamericanos. El ambiente en la bella ciudad vecina es muy
especial y ya va por el séptimo año que acudimos puntuales a una
cita donde la poesía se funde con la amistad, la música y, por qué
no decirlo, la afamada gastronomía de la ciudad del Duero, lo que
unido a sus numerosas bellezas naturales y monumentales hace
especialmente grata la estancia. De ahí la nostalgia en la
despedida...
Un
caballo bebe solo
lluvia
y sangre sin consuelo.
La
negra noche es más negra
porque
está solo, sin dueño.
Blas Muñoz Pizarro (Valencia, 1943),
es profesor de Latín y licenciado en Filología Hispánica. En 1971
obtuvo el “Premio Nacional de Poesía José Antonio Torres”. En
1975 fue incluido en la antología Un siglo de poesía en
Valencia, de R. Bellveser. Publicó en 1981 Naufragio de
Narciso
[1971-1973] becado por el Ayuntamiento de Valencia. Ha permanecido luego en
silencio poético hasta el año 2007. En estos últimos años ha sido reconocido con más de una veintena de galardones nacionales e internacionales, entre ellos el “Premio de Poesía Miguel Labordeta 2010” del Gobierno de Aragón.
[1971-1973] becado por el Ayuntamiento de Valencia. Ha permanecido luego en
silencio poético hasta el año 2007. En estos últimos años ha sido reconocido con más de una veintena de galardones nacionales e internacionales, entre ellos el “Premio de Poesía Miguel Labordeta 2010” del Gobierno de Aragón.
En una reciente conversación, me
comenta que a los quince años escribió, dentro de un relato,esta
copla de reminiscencias lorquianas que no me resisto a reproducir.
Palomita
palomita
cuidado
con el pichón.
Mira
que rondando el nido
está
el gavilán ladrón.
La copla de hoy pertenece a Los
Gavilanes, una de las más famosas zarzuelas de nuestro rico
repertorio lírico. Compuesta por el maestro Jacinto Guerrero, se
estrenó en el Teatro de la Zarzuela en el año 1923. En esa época
era muy corriente, dada la fama internacional de nuestra jota,
incluírla en los libretos de numerosas zarzuelas, muchas de ellas
con ambiente aragonés (La Dolores, Gigantes y cabezudos...). Fue
una época dorada que se está recuperando para las nuevas
generaciones. La Zarzuela constituye un patrimonio cultural y musical
inmenso que estamos obligados a preservar y difundir con el respeto y
calidad debidos, pues ciertas “actualizaciones” desvirtúan las
obras originales que constituyen un valioso documento del lenguaje,
costumbres y modos de la época.
La
copla es bella, potente,
directa
e inigualable;
mana
desde el corazón
y
de allí al alma se expande.
La copla como estrofa poética, la
cuarteta octosílaba asonantada, ha sido a través de toda la
literatura española motivo de hermosas composiciones. Es preciso,
empero, distinguir la copla estrofa de la copla como canción
española que surgió a finales de los años veinte del pasado siglo
y tuvo su mayor esplendor hasta los años sesenta. Hoy sigue vigente,
resistiendo al tiempo, con nuevas letras e intérpretes. A propósito
cito la impresionante obra, tesis doctoral de Ana María Martín
Villegas (Institución Fernando el Católico, 2019), que en un
estudio exhaustivo y brillante recoge el recorrido histórico de las
canciones -coplas- populares españolas, con abundante
documentación. Un trabajo ímprobo e indispensable con prólogo de
Agustín Sánchez Vidal.
El
querer que por ti siento
es
luz que la noche roba,
alma
tras unos barrotes
que
se pudre triste y sola.
En el extenso prólogo de la obra del
poeta y flamencólogo José María Lopera, Gonzalo Rojo recoge la
interesante información referente a que, en los siglos XIX y XX, se
editaron importantes colecciones de coplas, bien en recopilaciones
(Demófilo, Rodríguez Marín) como en colecciones sueltas o formando
parte de otras publicaciones (novelas, ensayos, artículos etc.),
destacando entre sus autores Fernán Caballero, Augusto Ferrrán,
G.A. Bécquer, Manuel Balmaseda, Salvador Rueda, J.R. Jiménez,
Antonio y Manuel Machado, José Bergamín, Rafael Montesinos y muchos
más. Vemos pues que la copla ha tenido autores de renombre y calidad
a su servicio, lo cual nos fortalece en el ánimo de seguir
batallando por su pervivencia. La de hoy es del citado José María
Lopera.
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