domingo, 11 de abril de 2010





Un día salí de Fuentes
entre suspiros y enojos:
ahora cuando miro a Fuentes,
fuentes se vuelven mis ojos.




Esta copla y su contexto me son facilitados por mi buen amigo Celedonio García, escritor y profesor en el instituto de Fuentes. Aparece en un artículo publicado en 1903 por el escritor Manuel Díaz de Arcaya. Se dirigía en tren desde Zaragoza a Alcañiz a pasar los días de la Semana Santa. .“(…) El día era espléndido, magnífico, con un cielo limpio y azul como suele presentarlo esta zona en Abril, que era el mes en que nos hallábamos (...) El tren partió lamiendo la orilla izquierda del Ebro, cuya frondosísima ribera, esmaltada de flores, me dio motivo para trabar conversación con mis compañeros de viaje (…).En este momento entrábamos en la estación de Fuentes de Ebro. En los pocos momentos que el tren se detuvo en Fuentes, llegó á mis oídos una endecha llena de melancolía y sentimiento...”. Recuerdos, a veces amarillentos y teñidos de nostalgia, de los tiempos del ferrocarril romántico y pausado que permitía las relaciones humanas...

(Publicado en Heraldo de Aragón 11.04.2010)

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