Ni el aplauso de los sabios,
ni el asombro de los necios:
frente a tanta gritería,
busca, poeta, el silencio.
Joaquín Sánchez Vallés es,
sin duda, uno de nuestros poetas más importantes de las últimas
décadas, aunque su condición de aragonés ejerciente y su natural
modestia (como es el caso de Rosendo Tello, otro grande) le hagan
restar importancia a los foros mediáticos capitalinos donde se
fabrican famas y se contratan luminosos y a veces vacuos escenarios.
Pero su trayectoria -trufada de grandes premios- y su impecable hacer
poético, son tarjeta de visita para el auténtico degustador de la
buena, reposada, perdurable labor poética de la que tanto queremos y
debemos aprender. Hoy, en este micropoema que llamamos copla, nos
define una filosofía a tener muy en cuenta por quienes hacen de la
Poesía un medio cuando debe ser, ante todo, un hermoso fin.
(Heraldo de Aragón 19.1.2014)
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