La
torre de mi pueblo
tiene
un balcón.
La
luna lo blanquea
lo
dora el sol.
Ildefonso Manuel Gil
(Paniza 1912-Zaragoza 2003) es
un poeta fundamental en las letras españolas del pasado siglo. Su
condición de aragonés -como suele pasar por estas tierras- tal vez
le quitó la proyección que merecía por su obra, menos reconocida a
nivel nacional de lo que debiera serlo. Fue profeta, querido y
respetado, en su tierra, y en Estados Unidos, donde emigró en los
años sesenta. Lo conocí y traté en aquellos años, (junto a su
hijo Alfonso, buen amigo mío y ya fallecido) en el Instituto Goya,
donde era secretario hasta su marcha. Volvió a Zaragoza en los
primeros ochenta y tuvo reconocimiento y honores aragoneses hasta su
fallecimiento. Esta coplilla está en la etiqueta una botella de buen
vino de su tierra, que así le rinde homenaje.
Heraldo de Aragón, 31 de mayo de 2015
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