miércoles, 5 de junio de 2019

Rincón de la copla. Junio 2019


Están clavadas dos cruces
en el Monte del Olvido
por dos amores que han muerto
que son el tuyo y el mío...


Carmelo Larrea (Bilbao, 1908- Madrid, 1980) compuso -entre otras muchas famosas- esta canción, (Dos cruces) una de las más populares de la músca de posguerra española y que inicialmente tituló Soledad. Se han hecho más de ochenta versiones, siendo traducida a numerosas lenguas extranjeras, y también ha sido banda sonora de cinco películas. Se ha interpretado, entre otros, por María Dolores Pradera, Miguel de Molina, Los Sabandeños, Antonio Molina, Juanito Segarra, Los Panchos... Larrea fue un inspiradísimo compositor popular y traemos aquí un fragmento de esta popularísima “Dos cruces”, cuyo sentido ha sido tantas veces emulado por numerosos poetas en alguno de sus versos. Siempre los dos amores, “el tuyo y el mío”, navegando por el mar del éxtasis, los celos, el olvido. Ay, el amor o su ausencia, el desamor, motor constante de nuestras vidas...






Mi querer y tu querer
son dos quereres en uno;
y siempre estamos riñendo
por si es mío por si es tuyo.


Augusto Ferrán, nace y muere en Madrid (1835-1880).Tiene ascendencia aragonesa y catalana. Vivió bastante tiempo en París y fue amigo de Gustavo Adolfo Bécquer, con quien posee grandes puntos de coincidencia en su obra. La poesía de Ferrán es afín a la del maestro sevillano y muestra gran influencia de la poesía popular andaluza. Cantares populares y originales se reproducen en su libro “La Soledad” (1861), que contiene hermosas coplas, que tratan del amor, la soledad, el paso del tiempo, las diferencias de clases y hasta la angustia existencial. Hoy, y siguiendo con el muy utilizado tema de los dos corazones, el amor (el tuyo y el mío), el olvido y todo lo demás, nos aparece la copla de Ferrán, ya publicada hace siglo y medio y que traemos al Ríncón





No quiere morir la tarde
y enseña sus flores blancas
pero al mirarse en un pozo
estrellas y luna mandan.


Juana Vázquez Marín, extremeña de Salvaleón (Badajoz), reside desde sus tiempos de estudiante en Madrid, donde ha desarollado su vida y carrera. Es doctora en Filología y licenciada en Periodismo, catedrática de literatura y excelente y reconocida poeta , novelista y ensayista. Autora infatigable, tiene gran actividad en los círculos literarios madrileños y entre su extensa obra destaca el ensayo “El Madrid cotidiano del Siglo XVIII”, un interesante trabajo sobre la sociedad y la vida de la época en la capital de España que aporta una abundante documentación y anecdotario y ha sido reeditado recientemente. Amiga nuestra, le pedimos una copla y he aquí una, micropema para ejemplo de la versatilidad de nuestra bella estrofa.






Qué genialidad, qué empaque
qué grandes estos poetas
que hacen arte de la copla
y de la amistad, poema.


Hoy voy a confesarles un pequeño secreto. Varios amigos de aquí y de allá, poetas consagrados y laureados, no hacen remilgos a la composición de coplas y romances y, como buen ejercicio, hasta se comunican por escrito en octosílabos, para solaz y regocijo de ellos mismos. Es costumbre inveterada y saludable, que agudiza el ingenio y ha sido, muchas veces y en diversas épocas, puesta en práctica por grupos de amigos especialmente relacionados con el verso. La copla es, pues, excelente vehículo de comunicación y sano ejercicio de lenguaje, al par que divertimento en muchos casos. Ante la invasión de fórmulas poéticas y palabras foráneas, rompemos una lanza, como desde hace tantos años, por la preservación de una de nuestras bellas y tradicionales estrofas.






A comer y buena siesta
que es cosa muy natural,
como dijo don Camilo,
con pijama y orinal.


Y termina, con el mes de junio, la temporada y el curso escolar. Comienzo de vacaciones, ilusión en los más pequeños y estrés en los mayores, padres y madres, cuando se abre una época de convivencia más intensa y, por ello, más arriesgada para las relaciones familiares. Una vez conseguido el merecido asueto, disfrutemos y hagamos de las vacaciones un tiempo de reflexión, descanso , paseos y, por qué no, lectura. Vayan bien provistos de buenos libros y, si es posible, uno de ellos de poesía... Que el verano les sea propicio, amigos de este Rincón, y aquí les ofrecemos una desenfadada copla basada en un famoso dicho de nuestro Premio Nobel, Camilo José Cela, y que también incluía un Padrenuestro, que lo sepan... 

(Heraldo de Aragón, 2,9,16,,23,30 junio 2019)

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