RINCÓN DE LA COPLA. Septiembre 2017
Montes
de sol, nieve y piedra
desiertos,
polvo, calor
y
corazones inmensos:
así
se forjó Aragón.
Acaba de entrar, casi sin
ser invitado, el mes de septiembre. Aún hay algunos afortunados que,
tras la travesía juliozaragosteña, inician estos días su turno
vacacional. Dichosos ellos que, con menos apreturas, tendrán opción
a mar, montaña o viajes deseados. A quienes están ya al pie del
cañón y preparando la temporada, les animamos a que destierren el
fatídico estrés postvacacional y piensen que llegarán pronto
algunos “puentes” que mitigarán este desasosiego. A trabajar,
matricular a los niños y no asustarse demasiado al ver el saldo de
la tarjeta de crédito...
Aquí va una copla que
intenta definir nuestro carácter y nuestro paisaje. En Aragón ,
aunque seamos pocos, nadie nos ha de ganar en generosidad y amor a
nuestras cosas, a nuestra tierra.
La
ronda trajo una copla
en
una noche de viento.
Besó
tu cara encendida
y
se marchó con el cierzo.
Entre las muchos estilos
en que se canta nuestra jota aragonesa, las rondaderas, o jotas de
ronda, están estre los más importantes. Pensadas para ser
interpretadas mientras la rondalla recorre las calles, su ritmo es
rápido y las letras muchas veces son alusivas a circunstancias
peculiares de la ronda, que hace pausas y dedica sus cantas a las
mozas que se asoman a los balcones, a personajes populares o eventos
festivos, entre otros muchos motivos. Antiguamente eran actos
obligados en todas las fiestas de las localidades; tras una época de
decadencia, hoy se recuperan felizmente estas tradiciones en muchos
lugares y también en la celebración de nuestras Fiestas del Pilar,
la rondalla tiene el protagonismo que por tradición le corresponde.
No
me importa si está nublo,
si
tengo frío o calor,
porque
desde que me quieres
eres
mi luz y mi sol.
Que la copla
es un micropoema lleno de posibilidades de expresión es cosa
reonocida. Son innumerables los poetas que han hecho de la modesta
cuarteta verdaderas creaciones literarias. Otra cosa es que, en
ocasiones, se vista con vulgaridad, chabacanería y tópicos o que
intentemos forzarla en una circunstancia determinada. El poema – y
la copla puede serlo- ha de tener unas cualidades especiales y
rendirse a la sensibilidad que emociona; si no, es una simple
relación sin transcendencia poética y hasta a veces, sin medida ni
rima. Respetemos la copla y, las buenas, llevémoslas a la categoría
de canta de jota. Hagamos de la jota, incorporando coplas poéticas y
que transmitan al oyente la emoción de la novedad, un hermoso canto
exento de tópicos.
Cuando
te cante una jota
escucha
con emoción,
que
es oración en mis labios
para
pedir por tu amor.
Dentro de las coplas de
jota tienen un lugar especial las que se dedican al enamorado, que
son muy numerosas y bellas, aunque a veces se cantan con excesivo
volumen vocal, desmereciendo su sentido final. Ciertas tonadas son
más apropiadas para decir la copla con delicadeza y suavidad. Desde
este Rincón, llevamos muchos años exponiendo la opinión de que
algunas jotas no deben ser cantadas a pleno pulmón, sino como
susurradas al oído, siendo así cuando adquieren toda su profundidad
y belleza. No por mucha potencia de voz, la jota adquiere más
importancia. Los buenos cantadores saben perfectamente modular y dar
a cada canta el color vocal y el matiz que corresponde. La jota
adquiere, de esa forma, toda su armonía y su poder de emocionar.
Publicadas en Heraldo de Aragón 3,10,17 y 24 de septiembre de 2017
Publicadas en Heraldo de Aragón 3,10,17 y 24 de septiembre de 2017
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