La
cura que hace san Blas
es
barata y muy completa:
no
te pincha, no te raja
y,
además, no te receta.
Me comenta mi amigo y extraordinario
informador, Gabriel Fuertes, que Mercedes Pueyo es la mejor estudiosa
de nuestros dances en los años cincuenta del siglo XX. Refuerza esta
opinión enviándome unas impagables coplas de diversos lugares de
nuestra geografía. Son coplas alusivas a tradiciones y que se
refieren a los dances de Añón, Mallén, Rodén y Pina de Ebro, de
donde es la que publicamos este domingo. En ellas, casi todas
aconsonantadas, hay un ingenio muy especial y es de agradecer que
investigadores de nuestro rico folclore aragonés estudien,
cataloguen y conserven estas valiosas muestras de la tradición. Esta
de Pina se cantaba en honor de San Blas, su patrono y tiene humor
aragonés en estado puro además de una buena dosis de sabiduría
popular.
Voy
camino del silencio
con una copla en la sangre,
y mis palabras son fuego
que se consume en el aire.
y mis palabras son fuego
que se consume en el aire.
Como la higuera eres.
Como la
higuera vieja.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas.
Y paso, y me saludan
silencio y hojas secas.
Miguel Hernández, nos sigue estremeciendo con sus versos llenos de un lirismo muy especial, de dolor y sangre, de impotencia ante la derrota , pero también de serenas esperanzas que no pudo, por desgracia, ver cumplidas. Todos conocemos su obra y deberíamos acercarnos a ella con frecuencia para no olvidar que la poesía es, muchas veces, un acto de sacrificio y servicio. Hace tiempo, un grupo de poetas estuvimos visitando, emocionados, su casa natal en Orihuela. Allí, en el huerto y junto a la higuera, recitamos sus versos, hicimos fotos, miramos desde su ventana el patio que él veía y acariciamos los modestos objetos que le rodearon. Orihuela es hoy una próspera población donde es venerado casi por todos el recuerdo del inmortal poeta.
Si estáis haciendo el Camino
parad
en Casa Varela:
hallaréis
grata acogida,
trato
amable y buena mesa.
Jaca,
y su importancia como punto del Camino de Santiago, con tan hermosa
revitalización en las últimas décadas ,es un lugar de referencia
para cualquier aragonés. Muchos hemos pasado allí unos años
imborrables en nuestra memoria y el Pirineo nos ha marcado desde muy
jóvenes. La nieve en invierno, las excursiones en verano y el
encanto del paisaje en cualquier tiempo, son atractivo más que
suficiente para “subir” a dar una vuelta al corazón de Aragón o
pasar allí una buena temporada. Me van a permitir hoy mis lectores
que vuelva a citar a este establecimiento, con cuyos amables dueños,
ya amigos, conservo la amistad a través de los años, a pesar de
las últimas ausencias tan prolongadas . Y es que, en Aragón, somos
así. Saludos a todos mis amigos jacetanos.
(Heraldo de Aragón, 7, 14, 21 y 28 de julio de 2019
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