Dadme
una casa sencilla,
luminosa,
junto al mar.
Donde
se escuchen las olas,
solo
allí quiero habitar.
Esta copla, sencilla pero
llena de suave nostalgia marinera, de rumores y olor de mar, la
escuché a un pescador hace poco tiempo en una pequeña taberna, de
las pocas que ya van quedando, en un pueblecito del litoral
levantino: Moncofa. Es un sitio tranquilo y agradable, sin discotecas
ni bullicio donde, todavía, se puede disfrutar de playas tranquilas
y paseos relajados a la orilla del Mediterráneo. Y traigo la copla
haciendo notar, curiosamente, que ese "solo" puede ser
tanto adverbio (únicamente, solamente) como adjetivo ( sin
compañía). Cosicas de la Real Academia de la Lengua Española, que
ahora permite no acentuar la palabra en cuestión, así que queridos
lectores, interprétenlo como mejor les apetezca, que de ambas formas
es bello...
(Heraldo de Aragón, 29 de junio de 2014)
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