Qué
llanto de gran dolor
el
que desamor derrama
por
tu carita, mujer,
cuando
se va quien más amas.
Hace años en
Zaragoza había un ciego que, en la calle de San Gil, actualmente llamada de
Don Jaime y a la altura de la pastelería Franco, hoy desaparecida,
interpretaba estos y otros cantares, acompañándose a la guitarra.
Hace tantos años, que yo era muy chico y aún circulaba por dicha
calle, la línea de tranvía número 9, "Gállego", que
acercaba a los vecinos hasta las orillas del río y en época estival
se llenaba de jóvenes bañistas. Hace tantísimo tiempo que ya no
hay tranvía, ni ciego coplero, ni bañistas en el Gállego ni
pastelería donde cayeron bombas durante la guerra ni nadie sino
algun nostálgico que recuerda semejantes hechos de la vieja Zaragoza
que aún leemos en ciertas calles, en ciertas paredes que el tiempo
ha preservado para el recuerdo.
(Heraldo de Aragón 6 de julio de 2014)
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