Por ti vivo y por ti
muero
cada día y cada hora.
Mendigando voy amor
y no me das tu limosna.
Nos adentramos en el otoño
y nos ponemos muy románticos y hasta transidos de esa gris
melancolía con aroma de pesadumbre que , como los versos, parece
rimar con este “dichoso mes” que parace que nunca se va a acabar.
Bueno, pues esta copla es un buen ejemplo de “amores desgraciados”
que siempre existen , a poco que profundicemos en las vidas de cada
quién. Lástima porque son tiempos de prisa e incertidumbre y es
preciso y conveniente procurar ser felices y dejar que los demás
puedan serlo. Pero una cosa es cierta: siempre habrá amores
desgraciados porque, precisamente, es una de las condiciones del amor
a la que muchas veces no se sabe o se quiere renunciar. Bueno, pues
ahí queda la copla, que es lo que importa.
Heraldo de Aragón, 20 noviembre 2016.
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