
Tengo los labios marcados
por las huellas de tus besos.
Cuando me lavo la cara
las repaso con mis dedos.
La estrofa de la copla constituye un hermoso y preciso vehículo poético para la expresión de los más diversos sentimientos. Muchos poetas la han cultivado, elaborando pequeñas obras maestras llenas de armonía y belleza, pues su ritmo se presta a la musicalidad y, por ello, nuestra jota (copla cantada) se nutre de ella y la engrandece con las bellísimas y variadas tonadas que la acompañan. No estamos de acuerdo con quienes quieren que la jota sea “brava” y que se cante a voz en cuello, cuando tantas veces y tantas voces la tratan delicadamente entonando cantas bellísimas . Por fortuna, los gustos cambian y muchos cantadores y cantadoras matizan y dan vida a coplas sin los tópicos que han atenazado la jota durante gran parte del pasado siglo. Es un camino -no excluyente- a considerar, seguir y perfeccionar en el día a día de nuestra jota viva. Hoy, la poeta taustana afincada en Madrid, Elena Peralta, nos regala esta delicada copla lírica.
(Publicado en Heraldo de Aragón, 29 nov.2009)