jueves, 26 de diciembre de 2024

RINCÓN DE LA COPLA. XXIV Aniversario. ENERO 2025. Nums. 1.196, 1.197, 1.198, 1.199.

 

En un cielo ennegrecido

tus ojos son dos luceros:

bellos faros de esperanza

que iluminan mi desierto.


Comenzamos ya el año 2025 y celebramos con alegría el 24 Aniversario de este Rincón que, semana tras semana, lleva la copla propia y ajena a los lectores de HERALDO y que cumple ya 1.200 números. Reiteramos en este inicio de travesía el deseo permanente de paz y de algo que jamás debemos perder: la esperanza. Hoy la primera copla del año se torna romántica y canta, cómo no, a unos bellos ojos de mirada amorosa que, en las noches grandiosas y apacibles, si bien muchas veces negras de presagios, aparecen ante nosotros como dos luminosas y necesarias luces de referencia y refugio. También esta noche la estrella de los Reyes Magos, que nos hace niños por unas horas, vuelve puntual e ilusionante y seguro que ayudará en el camino. Feliz año nuevo.




Yo dudo cuando te miro

con el vestidito azul

si es que tú vas como el cielo

o el cielo va como tú.

 

Luis Royo Villanova (Zaragoza 1867-Madrid 1900) fue un escritor aragonés que colaboró en varios periódicos de Zaragoza y Madrid, llegando a ser redactor-jefe de Blanco y Negro, donde publicó numerosos artículos en la difícil época de la agonía de nuestro imperio colonial. Fue popular autor de versos -"Manchas de tinta"- que le dieron fama y aplauso y en sus hermosas coplas supo conjugar la sensibilidad literaria del poeta con la percepción de lo aragonés. De ahí que esas coplas tengan la calidad de su buena poesía y el gracejo popular que las acredita y las convierte en micropoemas. Luis Royo-Villanova, hermano de Ricardo y Antonio, médico y político respectivamente, tiene dedicada una calle en Zaragoza, en cuyo cementerio está enterrado.



 

Cuando se murió le puse

un pañuelo por la cara

pa' que la tierra no toque

boquita que yo besara.

 

Esta hermosa copla, que me ha emocionado desde niño por su dramatismo, la interpretó con estilo inigualable el gran cantador de jota José Oto (Zaragoza, 1906- ibídem1961) y la dedicó a su gran amor, la jotera Felisa Galé, fallecida en 1948 a los treinta y seis años, que junto al propio José Oto y Pascuala Perié escribieron gloriosas páginas de nuestra jota cantada, en una época de oro de la más emblemática muestra de nuestro folclore aragonés. La canta es hermosa como lo fue Felisa, que también cantadora delicada y sensible compuso algunas bellas cantas, Desde su muerte, decayó la carrera del gran jotero que está calificado como el más grande cantador de jota de todos los tiempos y a cuyo entierro acudieron decenas de miles de zaragozanos.



 

Echando tierra por medio

dicen que un querer se olvida,

pero hay querer que no muere

si no le echan tierra encima.

 

Sixto Celorrio Guillén (Calatayud 1870- Zaragoza 1924) fue un destacado letrista de jotas y escritor de cuentos aragoneses. Sus obras "Paella aragonesa. Colección de cantares, cuentos baturros y composiciones festivas" (1901) y "Jotas. Cantares aragoneses" (1912) son sus libros más destacados de ambientación regional aragonesa. Celorrio, abogado, tuvo una destacada carrera política durante varios años en diversos destinos. Puede el lector curioso ampliar detalles biobibliográficos en obras de, entre otros, el profesor Barreiro y el periodista Juan Domínguez Lasierra, pues es una de las personalidades aragonesas más interesantes de su época y publicó coplas sobre todo en HERALDO. Tiene calles que lo recuerdan en su Calatayud natal y en Zaragoza. 

 

(HERALDO DE aRAGÓN, 5, 12, 19 y 26 DE ENERO DE 2025)

RINCÓN DE LA COPLA. XXIII Aniversario. DICIEMBRE 2024. Nums. 1,191, 1.192, 1.193, 1.194, 1.195

 

Monjita quieren ponerte,

 bien sabe Dios que lo siento;

monjita quieren ponerte

pero no de mi convento.

De nuevo traemos a este "Rincón" una copla de Luis Ram de Víu, considerado como el mejor de los poetas aragoneses del siglo XIX. Ram de Víu y Quinto, Barón de Hervés, perteneció a una importante familia aragonesa y su obra y gran actividad cultural en Zaragoza, así como su trayectoria vital ha sido analizada por los profesores Pérez Lasheras y Saldaña y también por María Ángeles Naval y Javier Barreiro, que han aportado importantes datos y puesto en valor sus abundantes publicaciones que desde estas líneas aconsejamos leer y disfrutar como homenaje a uno de nuestros poetas postrománticos más importantes y de una peculiar y apasionante actividad literaria. He aquí una copla como muestra de su quehacer poético, que es también diverso y variado.


 

Al jardín de los amores,

bajé contigo y allí,

para ti fueron las rosas,

las espinas para mí.

La jota aragonesa tuvo, mediado el siglo XIX, una expansión universal con una vía sinfónica a tras de dos personas: Florencio Lahoz (Alagón 1815- Madrid 1868) y Pauline Viardot-García (París 1821-1910), compositora y cantante de ópera y hermana de la famosa soprano María Malibran. La relación de estas dos personas está explicada en las publicaciones de la profesora Marta Vela: "La Jota aragonesa y cosmopolita" (2022, 2024, 2ª Ed.) y "La jota, aragonesa y Liberal" (2024), ambos coeditados por Eds. Pregunta y el Gobierno de Aragón, además de la publicación "Jotas cosmoplitas de Aragón de Florencio Lahoz a Pauline Viardot-García" Publicado por la Institución Fernando el Católico (2023). Un reciente CD, "La jota cosmopolita", recoge esta preciosa música.

 

 

 Cuando Dios creaba el mundo

en el cielo, una mañana,

arreglaba sus papeles

para venirse a Triana.

"Sevilla tiene un color especial" es el inicio del estribillo de la famosa canción de Los del Río, esa pareja folclórica que en 1993 arrasaron con su famosa "Macarena" paseándola con éxito sin precedentes por todo el mindo. Pero es verdad: Sevilla, a orillas del Guadalquivir, nos conquista cada vez que bajamos por allá. Tomando unos "pescaítos" en Alboreá, de Triana, nos obsequiaron junto a la cuenta -muy ajustada- con esta copla que no me resisto a repetir. Gracia, buen humor...y esa alegría sureña que Sevilla sabe exprear de manera maravillosa. Esta copla se la dedicamos a nuestra buena amiga la soprano sevillana Leonor Bonilla, que tanta emoción y belleza nos ha aportado con su Lucia de Lammermoor hace pocas semanas en nuestro Teatro Principal.



Paseando por tu calle

encontré mi corazón:

es el que yo te di un día,

y al parecer se perdió.

Se acerca Nochebuena. Románticos estamos en este Rincón donde, eso sí, seguimos pensando en la bondad de la copla como un micropoema y una de las bellas estrofas breves de nuestro rico idioma (seguidillas, soleares, redondillas, pareados, aleluyas...) que parecen denostar las vanguardias poéticas cuando también son un excelente ejercicio donde practicar el ritmo que intentamos llevar al llamado “verso libre”, que es todo menos -si es bueno- asequible y fácil. En estos días de agitación festera, invitamos a sentarse a nuestros lectores, leer un buen libro y dejar, al menos durante un buen rato, que bullan por ahí fuera los gritos y las jaranas. Paciencia con la lotería y campanadas de las televisiones y que el año que viene sea portador de PAZ.


Navidad y Nochevieja

fiestas son de gran postín

pero gastad con mesura

que enero no tiene fin...

Ayer fue el Día de los Santos Inocentes. Tradición cristiana que, tal vez debido a las circunstancias de nuestra sociedad, parece diluirse paulatinamente. Puede ser que el sentido del humor no esté -valga la redundancia- para bromas, o que las viejas "inocentadas" nos sucedan a diario aunque sean camufladas de recibos de luz, teléfono, subidas de impuestos o recortes en general. Lo del muñequito pegado a la espalda, pues, no tiene ya vigencia alguna. De ahí que realmente los inocentes seamos todos los ciudadanos de a pie que, con resaca de Nochebuena -y la que se prepara en Nochevieja- nos tememos lo peor para la consabida "cuesta de enero". Pues nada, amigos lectores: feliz 2025, si puede ser, y a gastar con mesura, comedimiento y sensatez.

 

(HERALDO DE ARAGÓN, 1,8,15,22 y 29 DIC. 2024)







domingo, 1 de diciembre de 2024

RESEÑA. "La copla, poema y canto", por Alicia Mendoza Kraus.

 

«La copla: poema y canto. Un recorrido histórico por la estrofa castellana más popular con parada en la jota aragonesa», de Miguel Ángel Yusta.
 
Un libro imprescindible para quienes se deleitan con la poesía.
Hay que reivindicar la copla. La historia de la literatura la escriben los vencedores de la crítica y estos pequeños poemas, aprendidos de memoria por el pueblo, han sido los grandes derrotados por las valoraciones de los puristas del Parnaso que escriben de espaldas a ese pueblo al que, en el fondo, desprecian. Hasta ahora, la copla había sido dolosa y dolorosamente borrada del mapa literario español y de las «Guías Michelin» de la poesía al uso.
La copla es poesía de estricta tradición oral, basada en su capacidad para ser cantada o recitada (quizás al oído de una muchacha o un muchacho), como lo pudo ser el Romancero clásico español.
En su complicada humildad podemos encontrar medida, ritmo y rima, que son los valores de una poesía del lenguaje que es la que con más fuerza llega al corazón de quienes la escuchan; coplas que hacen vibrar con sus armonías sencillas pero directas, con la fuerza descriptiva de sus historias de amor o de muerte, de tragedia o de comedia, concentradas con maestría en apenas cuatro versos.
A este respecto puede ser oportuno citar aquí a Ortega y Gasset, quien dijo que la poesía popular es la rebelión de las masas frente a la deshumanización minoritaria del arte. Pero creo que no es adecuada la división entre poesía culta y poesía popular, o entre poesía mayor y poesía menor sino entre poesía de emociones y sentimientos (poesía grande) o poesía hueca.
Yo creo que quienes la desprecian olímpicamente desconocen que los Machado, García Lorca, los Quintero, el propio Lope de Vega (que en letrillas y villancicos nos dejó muestras de su fecundo ingenio) no desdeñaban hacer una copla (porque sabían lo difícil que era hacerla bien). Si éxito tiene García Lorca con su «Romancero gitano» y si los españoles se aprenden de memoria y recitan «La casad infiel» es porque justamente es poesía sonora, con medida, ritmo y rima. Sin duda copla son también esos «vientos del pueblo» de Miguel Hernández.
Hay en este libro un prólogo de Juan Domínguez Lasierra y un estudio preliminar de Susana Díez de la Cortina, con quienes no me atrevería a compartir estrado, de modo que perdóneseme la osadía de las pobres líneas precedentes, fruto de la admiración por el autor de este auténtico tesoro y de las ganas de compartirlo.
Termino abrochando mis comentarios con una copla-dentro-de-otra-copla, que se puede leer en «La profecía», de Rafael de León:
«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».
 
Alicia M. K.