jueves, 22 de julio de 2010

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.






Gerardo Diego (Santander 1896-Madrid 1987) es un poeta genuino de la generación del 27. Alternó poesía tradicional y vanguardista y recomendamos a quien no las conozca estudiar su extensa vida y obra. Como ejemplo, podemos referirnos al soneto dedicado al ciprés que preside el claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, que es, quizá, el poema más conocido de toda la vasta producción poética de Gerardo Diego y uno de los grandes sonetos de nuestra historia literaria. Como ocurre con la casi totalidad de los poetas importantes hasta nuestros días (Juan Ramón, García Lorca...) también figura la copla –bellísima- en su obra y condensa en esta estrofa momentos de gran intensidad poética. De su “Romance del Duero” entresacamos estos versos y se los regalamos a nuestro Ebro en estas jornadas estivales en las que tantas noches paseamos por sus orillas remozadas y, por fin, utilizadas como parque urbano por los zaragozanos.

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